12 noviembre 2005

Nissan Micra decorado por Jordi Labanda


Que el arte Pop vive una segunda época dorada es un hecho evidente, para bien o para mal. Y la vive, casi como una profecía de una parte de sus formuladores, una vez ha traspasado las puertas de los museos y se ha instalado en las tiendas de decoración, de ropa, en las etiquetas de los productos, y en mil artículos de consumo en forma de un diseño vistoso y colorista. Sin duda ayudado también por un determinado gusto retro con la mirada puesta en los años ochenta y finales de los setenta, y por la importancia capital y ascendiente del estilismo y el aspecto en nuestros días.

Gracias a este fenómeno, ilustraciones como las de Jordi Labanda, o estampados como los de Custo son ejemplos centrales de una determinada estética de raíz totalmente Pop que viene a reformular manidos conceptos como "Glamour", "Beautiful People", etc, en el marco de un cierto culto a la belleza de la vida y a la belleza como vida. Independientemente del gusto estético, es innegable que ambos estilos han hecho fortuna entre un amplio público, hasta el punto de haber llenado las estanterías de toda clase de tiendas con productos que se sirven de su imagen, desde camisetas a cuadernos, y desde paraguas a ropa interior.

En el Salón de Barcelona de 2003, Nissan planteó en su stand un interesante concurso de pintura sobre los entonces nuevos Nissan Micra, del que hablaré en otro momento. Probablemente animados por la buena acogida de la iniciativa, en 2005 el stand de Nissan acogía como visitante una curiosa edición del Micra (que, hasta donde sé, no ha llegado a ningún concesionario), decorada por Jordi Labanda. La intervención sobre el vehículo estaba destinada, desde el presupuesto inicial, a "feminizar" el coche (un vehículo que además, desde sus primeros bocetos, Nissan había concebido como esencialmente dirigido al público femenino), por lo cual hubo una selección sobre los materiales y colores del interior y el exterior. La idea, como delata un pequeño apartado en la web de Labanda, es la de añadir el glamour que, al parecer, se desprende de sus propios diseños, al coche, mediante la elección de determinados elementos, colores y texturas. El toque final a la edición de salón lo puso una decoración con brillantes sintéticos adheridos a la carrocería formando dos dibujos en los laterales del coche, distintos a cada lado. El resultado es francamente decepcionante, lejos de la potencia plástica de otras intervenciones y de los propios dibujos de Labanda, y con el aspecto de haber sido algo improvisado en poco tiempo.

No es casual, como digo más arriba, que la preparación se hiciese sobre un Nissan Micra, vehículo que tenía como claro objetivo al público femenino, y cuyas formas de diseño desde luego abundan en una estética un tanto "Pop" dentro del diseño de carrocerías. Los grandes y elevados faros delanteros del Micra, y su abultada y redondeada carrocería se adaptan mejor a los mundos de Labanda que los dibujos del diseñador a la carrocería del coche. Por otra parte, los coches del segmento A (los pequeños del mercado) y concretamente algunos diseños, como el Micra, forman parte ya de la iconografía de una determinada visión de la modernidad vinculada a la juventud, la importancia del diseño en todas sus manifestaciones, y como oposición al coche grande como gran totem de otros momentos y propuestas sociales.

Probablemente el Micra Labanda fue una ocasión perdida para haber realizado un interesante experimento integrando realmente esta particular y popular estética Pop sobre una ya de por sí elaborada carrocería.

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