05 abril 2006

The Call. Cómo ser el padre Carras

Puede parecer traído por los pelos, pero creo que es evidente la relación entre Pirelli y el arte. Si, a esos que tenéis el calendario Pirelli colgado detrás de la puerta, que sepáis que, además de unas señoras estupendas, tenéis unas fotografías que pertenecen a una serie que dura ya más de 40 años y en la que han participado algunos de los mejores fotografos de la historia reciente del arte. Desde 1964, el Calendario Pirelli se ha convertido en una apuesta a caballo del arte y el márketing, en la cual han participado fotógrafos del nivel de Richard Avedon o Sarah Moon, lo cual sin duda habla de lo ambicioso del proyecto y de su resultado.

Ahora Pirelli, que siempre trata de mantener una línea atrevida y creativa en sus campañas publicitarias, nos sorprende con una pequeña joya llamada "The Call". Se trata de un cortometraje dirigido por Antoine Fuqua (Training Day, King Arthur...) y con John Malkovich (La Sombra del Vampiro, Las Amistades Peligrosas, Cómo ser John Malkovich...) y Naomi Campbell (...estooo... supermodel, supongo).

John Malkovich es un padre exorcista que vive en la Ciudad del Vaticano, y a quien una llamada de teléfono en la noche le reclama para realizar un exorcismo un tanto especial. No por casualidad, Malkovich usa un hermosísimo y escultural Lancia Thesis para desplazarse desde la monumental ciudad hasta un garaje en las afueras. Allí, otro sacerdote, totalmente agotado, le espera para que trate de resolver el problema. Dentro del garaje, le espera un coche endemoniado. Quizá algunos de vosotros esperaríais que fuese el Dodge Charger de "Bullit", pero estamos en 2006. Y el coche endemoniado es, como muchos hubiesemos elegido, un fiero TVR. Quizá lo suyo habría sido un Cerbera, por aquello del monstruo portero del infierno, Cerbero. Pero tampoco. El elegido es un diabólico Sagaris de color pardo, que se comporta como realmente endemoniado y le hace a Malkovich sudar la gota gorda, y dentro del cual habita un demonio un tanto especial...

Realmente los dos únicos coches que aparecen en la película lo hacen como auténticos actores por sus propias características de diseño y origen. El Thesis, independientemente de si gusta o no, es uno de los coches de más hermoso y artístico diseño de los últimos 30 años. Un auténtico repertorio de formas y volúmenes de recuerdo clásico y eterno, que más que rodar parece acariciar el suelo junto a la monumental columnata de Bernini. Difícilmente el exorcista del Vaticano podía desplazarse (puesto que no conduce él) en otro coche. El otro, el endemoniado, tenía que ser un TVR. Desde el Cerbera y el Speed 12, hasta el Tuscan o el Tamora, los TVR son coches auténticamente diabólicos. Peligrosos, caros, extremos...Y extremadamente atractivos por ello. Con su extraña mirada de focos elipsoidales, su largo morro como el hocico de una gárgola y ese sonido, como el aullido del Lobo Fenrir.

Ciertamente, "The Call" es una curiosa película que, quizá cuando parecía difícil aportar algo en el campo de las pequeñas creaciones para el mundo del automóvil (ver "The oher side of the road", hace unos días), da sin embargo una vuelta de tuerca con una producción que, pese a tener influencias y recuerdos de "Christine" o "Duel", o incluso "El Exorcista" resulta bien interesante de ver, y desde luego varios niveles por encima de la mayoría de las producciones de este tipo, hasta colocarse cerca de los mejores episodios de "The Hire", auténtica referencia del género. Por cierto, en ella, el mejor cameo lo hace el horizonte y los perfiles de la ciudad eterna, más bella que nunca bajo ese endemoniado cielo.

Ah, y no anuncia coches.

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