23 octubre 2008

Punto y línea sobre Z4. Joshua Davis

Desde el punto de vista de la interacción entre la industria del automóvil y la expresión artística, BMW es probablemente la marca que más ejemplos y más interesantes ha dejado en los últimos 30 años. Desde los años 70, con el inicio de la interesante serie de Art Cars, ya mencionados aqui en muchas ocasiones, hasta la reciente y magnífica serie de cortos "The Hire", pasando por campañas de publicidad que han supuesto un hito en la construcción del lenguaje comercial audiovisual, llevándolo a la categoría de poema visual. Por ello, en Munich saben que el arte, y particularmente el arte de calidad y vanguardia, es algo muy ligado a su idiosincrasia, y que procuran cultivar al calor sol de su mecenazgo.

El Z4 Coupé es probablemente uno de los coches más plásticos de los últimos años. Su desarrollo no se limitó a realizar un mero Z4 descapotable con un techo metálico. El coche es nuevo en parte de su estructura, pero el resultado final, con rasgos que recuerdan en parte a aquel ejercicio de estilo llamado CS1, al igual que en el Serie 1, tiene mucha potencia plástica, sobre todo en la parte trasera. Esas aristas curvilíneas recorriendo la cintura y su elegante coda tronca al estilo de los clásicos coupés de los años 50 y 60 como los diseñados por Zagato o Scaglietti, son un sello de identidad que lo hacen un vehículo impecable en lo estético. Pero el Z4 Coupé tiene un valor añadido.

En 2006, en la fase final del diseño del Z4, Adrian Van Hoydoonk, director de diseño de BMW, entró en contacto con un artista esencial en el mundo del arte por ordenador, Joshua Davis. El objetivo era añadir un plus al lanzamiento del vehículo, que le revistiese de un aire distinto, arropándolo con algunas obras de arte. Davis, uno de los pioneros en el uso de Macromedia Flash para fines artísticos, es un auténtico referente en materia de diseño de páginas web y desarrollo de expresión plástica por ordenador, y creador de algunos portales y campañas publicitarias de relevancia, la última una relativamente conocida para Motorola. Las obras de Davis se caracterizan por un interesantísimo uso del ordenador para generar imágenes únicas que son imprimidas como piezas únicas. El ordenador en este caso, actúa como un caleidoscopio matemático, diseñando ritmos a partir de las reglas matemáticas de las formas originales, para que luego Joshua las recomponga, edite, discrimine y elabore para acabar creando las piezas únicas. A pesar de que pueden parecer similares, el planteamiento está alejado y es más complejo que el reciente experimento del calendario creado por Karl Lagerfeld para Audi basándose en el R8. Por este elaborado y complejo procedimiento, Davis ha creado piezas de gran interés que han sido expuestas en museos de todo el mundo, desde la Tate Gallery al MOMA, pasando por el Pompidou.

En el caso de la colaboración entre BMW y el artista, Adrian Van Hoydoonk, jefe de diseño de BMW, entró en contacto con Davis cuando el proceso de creación del Z4 Coupé estaba en su fase final, para que, trabajando a partir de las formas de la carrocería del vehículo y de los ritmos matemáticos por los que se generan, pudiese crear una serie de imágenes, todas originales, con las que incorporar un valor añadido al lanzamiento del vehículo. Las obras resultan muy interesantes, con una potencia plástica que incorpora el interés de la repetición, y que lleva en si misma la elegancia de la proporción creada desde un patrón geométrico y matemático bien escogido. En cierta manera, el planteamiento de las obras de JD, en el que unas formas plásticas extraídas de la carrocería de un automóvil se reinterpretan para ser convertidas, manteniendo su esencia, en otras en un soporte distinto, recuerda a aquel relato de Stanislaw Lem en el que las grandes obras de la literatura universal se transformaban en esculturas abstractas, después de analizar sus cualidades en clave de sólido.

Las obras de Davis, desde el punto de vista de la historia del arte, resulta extremadamente interesantes por su proceso creativo. El hecho de utilizar herramientas como el ordenador y el plotter no deja de ser una circunstancia necesaria, igual al uso del punzón y el tórculo en la creación de grabados, que no le merma ni un ápice de valor artístico. Ahora bien el uso de la informática para manipular de ritmos matemáticos resulta una interesante aportación que si determina estéticamente la estructura de la obra. No es casual en absoluto, que algunas de las obras de JD recuerden tremendamente a las series rítmicas de Kandinsky en los inicios de la abstracción, poniendo así un pie en los fundamentos teóricos y estéticos planteados por este artista al cual homenajea también el título de este artículo. En el mismo sentido en el que ya hablamos de las obras de Camilo Pardo, en la web dedicada al proyecto se puede ver un pequeño vídeo en el que el propio Davis habla sobre las obras, además de que éstas se han expuesto en diferentes lugares por toda Europa, añadiendo valor a la creación.

Y, sin ser plenamente original, no deja de traer al frente un interesante hecho acerca de la creación artística: que las matemáticas rigen, casi por completo, las creaciones artísticas más dispares, de manera que los ritmos matemáticos que animan una serie de soportes verticales en la fachada de un templo del barroco, interpretados en clave de paleta de color pueden convertirse en una elegante sucesión de anaranjados en un Rothko, o en una pieza musical de vanguardia. Sin ir más lejos, recientemente el Gobierno de Aragón ha apadrinado un proyecto destinado a transformar en música los ritmos matemáticos que conforman la decoración de las torres mudéjares.

Una vez más, la Historia del Arte muestra su implacable avance. Lejos de las visiones catastrofistas o descreídas, el arte sigue reinventándose cada día, sobre las mismas estructuras estéticas y creativas básicas sobre las que se construyó el Arte Románico, por ejemplo. Y muestra de nuevo que la creación plástica tiene un componente científico relevante, lejos de visiones románticas en las que la inspiración tiene todo el protagonismo. Recordando aquella frase a la entrada del Liceo de Platón "No entre aquí quien no sepa geometría".

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