14 mayo 2009

Cómo acabar de una vez por todas con el automóvil. ¿Dónde está el depósito...? en el Salón del automóvil de Barcelona


Antes que nada, no os alarméis por el título, no es que hayamos tenido un stand en el Salón del Automóvil. Ni siquiera que vaya a animarme a una revisión de la hilarante recopilación de relatos de Woody Allen. Es simplemente que no se me ocurría una mejor manera de llamar de forma descriptiva a este post sobre las visiones e impresiones de mi visita al Salón del Automóvil de Barcelona de 2009. Tan sólo algunos apuntes sobre asuntos que tienen que ver con las áreas de las que trata el proyecto ¿Dónde está el depósito...? de entre lo mucho que se puede ver hasta el domingo en el Salón del Automóvil. Quizá no coincida con los mayores puntos de interés para los medios especializados y generalistas, pero seguro que os deja una visión diferente, a los que no habéis ido, y quizá también a los que fuisteis.

El Salón de este año estaba marcado, de un lado, por celebrarse su 90 aniversario, y de otro por las dificultades del mercado que el pasado invierno, ante el anuncio de las marcas de no acudir, puso en riesgo incluso su celebración. Seguramente por eso, una tendencia que se ha podido apreciar a simple vista entre las marcas ha sido la simplificación de los stands, mucho más sencillos en su decoración en algunos casos y menos aparatosos, con una notable reducción de gadgets electrónicos, pantallas y despliegue audiovisual (y recuerdos y "merchandising" disponibles). Eso no quiere decir que los stands no hayan sido atractivos, sino que los recortes han ido desde la desaparición de las pistas activas de 4x4 de Nissan y Toyota hasta el mobiliario de los stands, como los sofás vistos en el stand de Citröen, los mismos de la edición de 2007.

Por otra parte, el curioso protagonismo del automóvil en la crisis económica estaba presente en una decidida voluntad por "recodificar" al coche. Por un lado, el sector de la automoción ha estado muy cerca del epicentro de la crisis, como causante de grandes cantidades de despidos y el hundimiento de otros sectores. Pero por otro lado, este mismo sector se ha erigido como el clavo ardiendo al que tratan de agarrarse los gobiernos para reactivar la economía y la industria. Esto, unido a los crecientes problemas de calidad de vida que causa el automóvil en las ciudades y la preocupación por el medio amiente, ha hecho que, como ya se apreciaba en 2007 (y como tendencia creciente en la última década), el discurso de muchas de las marcas y stands se centrase en términos abstractos con los que "vestir" a sus coches. Ecología, sostenibilidad (que no es lo mismo), estilo, arte, diversión, moda, estatus... Y en muchos de estos casos, el arte y el diseño han tenido su protagonismo a la hora de fundamentar o apoyar el discurso, con nuevas y no tan nuevas propuestas. Parece que en esta edición, tocaba hablar del automóvil sin el automóvil, pero para el automóvil.


Opel, por ejemplo, tenía su stand repleto de los gracioso y cáusticos muñecos C'mon del artista Boris Hoppeck, de los que ya hablamos aquí hace mucho. Parece que la marca está decidida a "sacar las entretelas" a su exitosa y popular campaña, como muestra todavía en su publicidad de esta temporada, y resulta un caso curioso como los C'mon, que aparecieron por primera vez asociados a Opel en la campaña de lanzamiento del actual Corsa, hace casi dos años, se han convertido casi en una imagen de marca para los alemanes. Eso si, a los presentes en las vitrinas no se les veía la "pilila"...

El resto de las marcas de GM recurrieron a una presentación más bien discreta, salvo Saab, la que se enfrenta casi a su desaparición, que seguía teniendo por bandera el estilo y el diseño, con sus atractivos concept y sus abundantes accesorios, presentados casi a modo de instalación artística, para promocionar su gama de artículos Saab Expressions.


En el mismo pabellón 8, aparte del guiño a la historia de Peugeot presentando el precioso 402 Eclipse de 1937, me llamó mucho la atención la austeridad del stand de Volkswagen. Un fondo retroiluminado con un gran lienzo plano de color vainilla ofrecía un marco aséptico para la gama de vehículos, entre los que destacaba el nuevo Polo.

Parece que la escasez en el colorido, como signo de austeridad o bien de estilo, era consigna en los stands de VAG, porque el de Audi presentaba un atractivo puñado de coches blancos, en el que sólamente el nuevo R8 V10 y un S4 Avant rojos ponían la nota de color, mientras que un TT RS se desmarcaba del blanco pero en un discreto (y desacertado) gris. La estrella del stand de Audi, al menos para mí, era el hermoso Auto Unión V12 de 1938 réplica del conducido por Nuvolari en la temporada 1938. Nuvolari y los Auto Unión anteriores a 1936 compitieron en las mismas calles donde hoy se celebra el Salón del Automóvil, poco antes de la Guerra Civil en España, aunque nunca juntos. Y el mismo circuito de Montjuich vió a otro mito que se paseó sobre un Auto Unión, nada menos que Bernd Rosemeyer. Y como comprenderéis, para alguien del gremio de la historia como yo, el type C resultaba mucho más sugerente que el mismisimo R8 V10, y eso que esta unidad ya la había podido contemplar en el Audi Forum de Madrid en la exposición del 75 aniversario de Audi.


Las marcas del grupo Fiat ofrecían una imagen más jovial y estilosa, dentro de la austeridad reinante en el Salón. El stand separado de la renacida Abarth estaba repleto de artículos de "merchandising" principalmente ropa y complementos, aparte de una llamativa decoración en blanco y rojo que llegaba desde los muebles a las (muy atractivas) azafatas. El escudo con el escorpión presidía el montaje, resaltando el carácter de la división deportiva de Fiat.

Igual sucedía con el stand de Alfa Romeo, aunque en este caso combinaba el rojo con el negro, saliéndose de la norma para mostrarse en blanco dos Alfa Mito. Muy acertadamente, el mobiliario del stand de Alfa proyectaba una imagen moderna y estilosa acorde con la redefinición que Fiat ha hecho de la marca en la última década, y que la ha colocado a un nivel apreciable. En el stand de Lancia, nos esperaba aún una sorpresa inesperada. Entre medio de las series limitadas Armand Basi, Executive etc, ¿que hace un cartel de "Angeles y demonios" con el careto de Tom Hanks en el mismo stand de Lancia? Las simpáticas (y muy atractivas, of course) azafatas me lo aclaran: Lancia patrocina la película y en ella aparece un Delta, que enseguida veo. Inevitablemente me vino a la cabeza la aparición de otro Lancia, hace ya unos años, en una película en la que también se mentaba al demonio. Se trataba del corto de Antoine Fuqua para Pirelli "The Call", en el que John Malkovich interpretaba a un exorcista con un caso un poco complicado. El exorcista, que vivía en la misma ciudad del vaticano, se desplaza hasta el lugar de los hechos en un hermoso Lancia Thesis, en medio de la noche romana, y sorteando la imponente columnata de Bernini. Por lo que ví en el trailer de la película, el Delta de "Angeles y demonios" quizá no tenga una aparición tan sugerente, pero el vehiculo presentado en el salón tenía un bonito aspecto con su pintura gris oscuro mate. Y sobre el fenómen Dan Brown sólo hablaré delante de mi abogado o de unas cañas fresquitas, lo que llegue antes.



Sin embargo, una de las atracciones, que no novedades, más simpáticas del salón, relacionadas con el arte, era la instalación de Mini a la entrada de su salón. Cuatro Mini Clubman enterrados por el morro en el jardín, se erguían en diente de sierra haciendo un homenaje al "Cadillac Ranch" de Ant Farm en Amarillo, Texas. En realidad, no es una novedad, porque esta instalación ya se presentó para el Salón de Bruselas en enero de 2007, pero este guiño al arte y a la cultura (o subcultura) automovilística es la clase de cosa que eleva varios puntos la percepción de una marca. Quizá algún cartel con imágenes del "Cadillac Ranch", aparte del simpático "Por favor, no regarlos" habría ayudado a mucha gente a entender mejor el homenaje. La mucha cantidad de artículos relacionados con Mini en el stand (incomprensiblemente no a la venta, aunque un alivio para el bolsillo) y el resto del montaje, con un precioso Clubman verde con la bandera del Reino Unido sobre el techo, completaban uno de los stands más redondos de la feria.

En el mismo espacio, BMW hacía presidir un gran detalle del lienzo de Robin Rhode para la campaña "An expression of joy", con un gran resultado plástico. Sin embargo, aparte de un bonito folleto del Z4 que amablemente buscaron y me facilitaron las (extremadamente atractivas) azafatas de BMW, ninguna referencia más al extenso patrocinio de BMW en el campo de las artes se mostraba en el stand.


En esta edición, se anunciaban cuatro exposiciones para conmemorar los 90 años del Salón, que a priori despertaban bastantes expectativas para mi, pero que debo decir que me dejaron un poco frío.

Auto & Rock, era un interesante montaje que ponía en contacto el mundo de la música y el automóvil. Una selección de portadas de discos en las que aparecían coches, con un ejemplar del coche en cuestión. Así, un Caterham Seven, un Jaguar E Type, un VW Karmann, un Chevrolet Corvette o un inmenso, excesivo y precioso Cadillac Coupé de 1959 se podían ver en la muestra, así como una interesante selección de portadas de discos en las que aparecen automóviles o que tienen que ver con ellos. La estrella, un Mercedes 280 CE que fue propiedad de George Harrison. Quizá porque esperaba una cosa diferente la exposición me dejó un poco parado, pero no hay que quitarle mérito a la atractiva y desenfadada propuesta, avalada además por la gran colección de articulos relacionados con el Rock de Jordí Tardá, que se convertirá en un museo con sede física próximamente. Les deseo toda la suerte y los éxitos.


La exposición del 90 aniversario del Salón de Barcelona resultaba algo más modesta, aunque bien enfocada. Reproducciones de todos los carteles hasta la fecha, y un puñado de maquetas que fueron presentadas en diferentes momentos, entre las que estaban un interesante Seat Ibiza cinco puertas "batalla larga" de 1984, una propuesta para un Ibiza tres volúmenes en la primera generación, ambas por Jaime Lozoya para Astesa, y el concepto de lo que hoy es el Volvo C30. No obstante, de un evento del automóvil que se ha dilatado durante 90 años se esperaba una exposición algo más ambiciosa. Probablemente la coyuntura actual no es la mejor, y habrá que esperar a 2019 para disfrutar de una gran exposición con el 100 cumpleaños del Salón.



En otro de los pabellones, se encontraba una muestra (llamarlo Exposición sería injusto) de Hispano Suiza, que servía para promocionar la tercera ruta Paris - Barcelona, que hará escala en San Sebastián, y que se celebrará entre el 22 y el 29 de Mayo de este año. Los elegantísimos Hispano - Suiza remiten a otra época de la historia del automovilismo, y atraían a mucha gente. Al lado, un stand en el que también se remitía a otro momento de la historia del automovilismo, que parece volver: el de Lada, con el inagotable Niva como estrella.


Y por último, algo que tampoco merecía ser llamado exposición, pero que en cualquier caso merecía ser visto: el homenaje de Seat a los 25 años del Ibiza. A la entrada del ya clásico y abarrotado pabellón de Seat (desde la primera vez que fuí al Salón, en 1991, el stand de Seat es sinónimo de ¡Muchisima gente!), el León TDI flamante y reciente campeón mundial de turismos y el Seat Ibiza Kit Car campeón del mundo de rallyes en categoría dos litros en los años 90 nos ponían en situación. En el interior, entre las novedades de la marca, una sencilla línea de Ibizas rojos, con un ejemplar de cada una de las generaciones del modelo, desde 1984 hasta hoy. Aunque se podrían haber hecho muchas, muy interesantes, y sobre todo muy divertidas exposiciones con los 25 años del Seat Ibiza, es justo reconocer que, para quienes hemos vivido en directo el nacimiento y evolución de este modelo, y de la sociedad española (y europea) en torno a él, poner los cuatro coches juntos era suficiente para explicarlo todo.

De todas maneras, por si hay algo más que explicar, no me resisto a poner un enlace al famoso anuncio "People from Ibiza", de la segunda mitad de los años 80, y a la actual campaña del Ibiza, con esa lánguida (y ñoña) nostalgia de un tiempo improbable.

People from Ibiza (Seat Ibiza, c. 1985)

Forever Young (Seat Ibiza, 2009)

Y, por supuesto, como cada año, docenas de detalles e iniciativas curiosas que siempre vale la pena seguir por un momento: La selección de coches del magazine para mujeres Yo Dona de El Mundo, entre los cuales estaba el Kia Soul o el Renault Be Bop; el azucarado y divertido Fiat 500 Barbie, pintado de un rosa metalizado no apto para tímidos, o el concurso de diseño de camisetas de Nissan, Micra T-Contest, aportaban un aire distinto a un salón en el que se percibia la tensión de un sector en reajuste, pero también quizá la impresión de que se ha acabado para siempre una forma de entender el automóvil y comienza otra. Y aunque esto es algo que viene diciéndose desde los años 60, pero quizá nunca ha estado tan cerca de ser verdad.



El Salón del Automóvil siempre tiene muchas cosas que ver desde el punto de vista del arte, pero sobre todo de la cultura en el sentido amplio en que me gusta contemplarla en ¿Dónde está el depósito...?. Los diseños de los muebles, las técnicas de comunicación con el público via Bluethoot, la música, las azafatas y sus vestimentas (¿he dicho ya lo terriblemente atractivas que eran todas?), los colores de los coches, la selección de modelos, los ambientes en los stands... Pero quizá sería aburrido y no muy productivo. Así que os dejo esta visión parcial pero dirigida del Salón de 2009, en la que hay unas cuantas ideas hilvanadas, para componer un sencillo pero variado y atractivo tapiz sobre la presencia del arte, el diseño y la cultura en la situación actual del automóvil frente a la sociedad.


1 comentario:

Jose Miguel Pintor / Mail: jose.m.pintor@gmail.com dijo...

Ya me enseñarás esa foto que te hiciste con las azafatas de Ferrari. A ver si quedamos a echar un café y charramos un rato. Un saludo.