Una de las claves más comunes en las que se codifica la conexión entre automóvil y cultura popular es el estilo rocker. La música de los 50 y 60, los tupés, las cazadoras vaqueras, Grease, y todas sus secuelas y consecuencias, es algo indisolublemente ligado a la imagen de grandes coches americanos, y de nombres con especial musicalidad, como Chevrolet o, cómo no, Cadillac. Dicho en pocas palabras, cuando uno habla de automóvil y música, casi con cualquiera al que se le pregunte, las dos primera respuestas son casi unánimemente, el tuning y el Bakalao, y los grandes coches americanos y el rock.
Hace algún tiempo, había propuesto a
Marcelino, hacer un artículo conjuntamente sobre los coches y la música de la segunda mitad del siglo XX, desde dos puntos de vista: los coches en las canciones (letras, inspiraciones, referencias...), y los coches en las portadas y encartes de los discos. Es evidente que la influencia de este objeto de diseño fundamental del siglo XX ha sido grande sobre muchas creaciones musicales de otro de los iconos culturales clave del siglo XX, la música Rock y Pop. Desde la Harley con la que el cantante de
Motorhead se sube al escenario a montar su numerito, hasta el Cadillac de Chuck Berry, o el
Eliminator de Billy F. Gibbons, de ZZ-Top, o con canciones emblemáticas como el himno que compuso Loquillo bajo el melancólico signo de un
Cadillac solitario.
Pues el sábado, pasado, Ignacio López Palacios, periodista, se nos adelantó. Bajo el título “Portadas a cuatro ruedas”, un buen artículo en
El País del 3 de Febrero (página 20, suplemento de Motor). La selección de veinte portadas de la historia de la música del siglo XX servía a López para trabar un rápido pero preciso panorama de la presencia de los coches en las portadas de los discos. Una rápida revisión iniciando en la tendencia de los grandes astros del blues a retratarse con sus cochazos recién adquiridos, símbolo de prosperidad (algo que imitan, conscientemente o no, muchos de los astros, o lo que sean, del Hip Hop y el Rap), para ir hasta los coches como elemento opresor, como en el disco debut en solitario de
Peter Gabriel, en 1977. Portadas magníficas, como la de
Donald Byrd en
A new perspective con su Jaguar E, otras influidas claramente por el arte Pop, como la de
Be Here Now, de
Oasis (1997), y otras de discos fabulosamente influyentes como la de Autobahn, de los míticos
Kraftwerk, o de músicos incalificables en discos contundentes, como el
Eliminator de
ZZ-Top (1983) en el que aparece retratado el
Ford Hot Rod de 1934 del propio cantante. Por último, la foto que ilustra el artículo, es la ilustración de
Stanley Donwood (alias de
Dan Rickwood) para el single "
No surprises" del maravilloso "
OK computer" de los potentes
Radiohead.
Evidentemente, la lista podría ser interminable. De mi cosecha aporto un par más. El Alfa 164 en el que se apoya Geike Arnaert, la vocalista de Hooverphonic en
Hooverphonic presents Jackie Cane, con un Porsche 911 al fondo, y el magnífico dibujo de una furgoneta en medio de un amanecer en
La canción de Juan Perro, de
Radio Futura, uno de los mejores discos de la historia de la música española. Como el arte no conoce barreras, conviene conocer que este dibujo es obra del arquitecto y pintor
Juan Navarro Baldeweg uno de los nombres fundamentales de la pintura y arquitectura española del último tercio del siglo XX. En torno a esta obra de Radio Futura hubo también una interesante colaboración con el dibujante de cómic Max (un clásico de
El Víbora), que hizo un
muy buen relato inspirado en
El canto del gallo, la canción que cierra el disco.
Y la lista podría ser interminable si acudimos a las letras de las canciones. Pero eso será ya otra historia, y seguro que Marcelino nos ilustra debidamente. De momento, me parece magnífico que el artículo de Ignacio López ocupase una doble página a color un sábado en un diario de tirada nacional e internacional como El País. Los encuentros entre el arte y el automóvil no son producto de una alucinación de unos pocos, y si lo son, bien merecen ser, como diría Franz Cumont, estudiados.