03 noviembre 2008

Bugatti. El arte del automóvil


Cuando habitualmente nos referimos a un coche como "una obra de arte", a pesar de expresar un grado de excelencia estética o técnica, nos servimos en realidad de una frase hecha, al igual que cuando decimos que ha sido "una obra de arte" un regate de Robinho. Reflexionar aquí sobre la naturaleza de la obra de arte sería, además de denso y probablemente farragoso, inadecuado. Pero se puede acordar que, recorriendo el camino inverso, en función de sus especiales características y concepto, algunos automóviles pueden ser considerados "obras de arte" en cuanto equiparables a muchas de las que vemos en los grandes museos. Y si hay una marca en la historia del automóvil en la que el término "arte" aparece insisitente y recurrentemente, esa es Bugatti. Posiblemente la marca más mítica del siglo XX, quizá por haber tenido la "suerte", como con los actores y rockeros nihilistas, de morir jóven y dejar un recuerdo imborrable, y que en los últimos años ha vuelto a la vida gracias al grupo VW. Bugatti es hoy símbolo de exclusividad y estilo, a pesar de que la actividad de la marca quedó prácticamente detenida después de la Segunda Guerra Mundial. Y la vuelta a la vida de la marca no ha decepcionado, con el Veyron 16.4, el coche más exclusivo y distinto del planeta, que lleva como nombre el del más importante piloto de carreras de la marca, Pierre Veyron.

Los Bugatti han sido siempre definidos, por su escasez en número y elegante diseño, como "Obras de Arte". Pero quizá no es tan conocido el entorno artístico tan determinante en el que vivió el jóven Ettore Bugatti, y que probablemente determinó su relación con las máquinas desde un punto de vista profundamente estético y visionario, y tampoco las repercusiones artísticas y sociales de tales relaciones. Este es un modesto viaje a la importancia del Arte en el mismo centro de la leyenda automovilística, Bugatti.

Carlo Bugatti era un diseñador de muebles. En realidad un diseñador, alguien que, en el revolucionario siglo XIX, probablemente influído por William Morris y la doctrina "Arts and Crafts" decidió que se podían crear muebles inspirados en la nueva estética que, por aquel tiempo, imponía la aparición de los nuevos materiales, como los metales y el hierro, y las nuevas propuestas en el arte, como el impresionismo incipiente. En 1888, Carlo expuso por primera vez su obra en la Feria de Bellas Artes de Milán, y en el mismo año en la Feria Italiana en Londres. Probablemente sus amigos Giaccomo Puccini o el pintor realista italiano Giovanni Segantini, que terminó casándose con la hermana de Bugatti, le influyeron y favorecieron el contacto con las tendencias artísticas de toda Europa, completando una más amplia visión del arte. En la actualidad, puede verse expuesta obra de Carlo Bugatti en el Museo de Orsay, que además le dedicó una exposición monográfica en 2001.

Carlo tuvo dos hijos, Ettore, y Rembrandt, y una hija, Deanice. Ettore acabaría fundando la marca de automóviles tras estudiar ingeniería y moverse en los círculos relacionados con la vanguardia técnica (que era una suerte de vanguardia filantrópico - técnica en las dos primeras décadas del siglo XX). Rembrandt, en cambio, encontró su camino en el arte, al igual que su padre, y se decantó por la escultura. Nacido en 1884, Rembrandt cuyo nombre es un excéntrico homenaje al maestro flamenco, desarrolló su faceta artística en el entorno plástico del Art Nouveau, del que conoció directamente su vertiente francesa al instalarse en 1904 en Paris con el resto de su familia. Sus esculturas pueden encontrarse en el Museo de Orsay, pero también, por ejemplo, en el Cleveland Art Museum, que dedicó una exposición monográfica a la marca en 1999. Se trata principalmente de motivos animales, con una potente estética inevitablemente influída por Rodin, pero también en ocasiones delicados retratos o desnudos tanto femeninos como masculinos que apuntan más claramente a la reinvención de la figura propuesta y desarrollada durante la renovación del "Nuevo Estilo" en la Europa de inicios de siglo. Alistado en servicios médicos durante la Primera Guerra Mundial, Rembrandt se suicidó en 1916 victima de una profunda depresión. El estilo de Rembrandt caminaba entonces probablemente hacia la fascinante estética cubista, pero quedó detenido para siempre a los 32 años. No obstante, de las relaciones artísticas de los hermanos Bugatti, queda un maravilloso y simbólico recuerdo: el elefante rampante que adornaba el morro de los descomunales Type 41 "Royale", diseñado y esculpido por Rembrandt.

Ettore, nacido en 1881, no tuvo que ver directamente con el mundo del arte, pero sin duda la experiencia de su padre y su fascinante círculo de amistades, y la de su propio hermano, determinaron en él una sensibilidad especial para la estética. No obstante, al igual que su hermano Rembrandt, estudió en la escuela de Bellas Artes de Milán, y trabajó en el taller de su padre, lo cual si le proporcionó una formación que llevada al campo del automóvil daría a sus creaciones un aire inconfundible. Los diseños de Bugatti siempre estuvieron revestidos, aparte de un nivel técnico envidiable con la máxima "el peso es el enemigo", de una estética diferente, elegante y avanzada, que los hizo piezas de museo. El Bugatti Atlántico fue considerado el coche más bello del siglo XX, y la unidad comprada en 1988 por el diseñador de moda Ralph Lauren, fue el motivo principal de la exposición que tuvo lugar en 2005 en el Museum Of Fine Arts de Boston, llamada Speed, Style and Beauty Quizá el propio Castillo de St. Jean en Dorlisheim junto a la planta de producción en Moslheim, que es un precioso un edificio de 1857 donde vivía la familia y recientemente rehabilitado por Henn Architekten, fueron también inspiradores para las maravillosas esculturas rodantes de la marca. Ettore anduvo toda su vida rodeado de arte, sin embargo la suerte de la marca no tuvo el desarrollo en el tiempo que hubiese merecido. La trágica muerte de su hijo Jean en 1939 y la Segunda Guerra Mundial fueron dificultades insuperables para una empresa tan personalista, que terminó por cerrar de facto en 1956.

Sin embargo, la huella de los Bugatti es eterna. Incluso aunque Ferdinand Piech no hubiese emprendido el reto personal de reflotar la marca con una creación tan exhuberante como el Veyron, Bugatti seguiría siendo sinónimo de estilo y de leyenda. El arte en el sentido más amplio, y el azar más trágico, han traído a su vez dos historias asociadas a los bólidos de Moslheim.

La muerte de Isadora Duncan es un suceso que mucha gente conoce incluso sin conocer a la actriz y bailarina. Su larguísimo foulard, como los que ella siempre llevaba, se enganchó en los radios de la rueda del coche en el que paseaba con un hombre e14 de Septiembre de 1927, desnucándola. Aparte de que la imagen de tal ahorcamiento dio pie a Gertrude Stein para hacer el mordaz comentario "lo aparatoso puede ser peligroso", siempre se asoció el accidente con un Bugatti. Sin embargo, parece más bien que el coche en cuestion era un Amilcar apodado "Bugatti" por su dueño. La leyenda del Bugatti encaja en cambio mejor con el glamouroso estilo y vida de la protagonista, así que en la memoria colectiva, la muerte de la glamourosa Isadora tuvo lugar con el enredo de un glamouroso foulard en un glamouroso Bugatti

En el otro extremo, una de las imágenes más conocidas del arte contemporáneo en nuestros días, es el magnífico cuadro de Tamara Gorska "Tamara de Lempicka" en el que aparece un Bugatti. Su "Autorretrato en el Bugatti verde" (1925, Colección Particular) es, aparte de uno de los cuadros más estilosos de todos los tiempos, una magnífica muestra de la evolución del arte europeo en el periodo de entreguerras y su capacidad para crear iconos de gran potencia plástica. Lempicka, inmortalizada para siempre en su Bugatti verde, se convierte en el icono de una época. La época en la que los automóviles todavía eran coches de caballos sin caballos, máquinas fascinantes en la misma punta de lanza de la imaginación de la humanidad, y la época en la que era posible que un diseñador de muebles, un músico, un pintor y un escultor estuvieran en el origen mismo de una leyenda del automovilismo, y del propio siglo XX, Bugatti.

* Este artículo hace el número 100 de ¿Dónde está el depósito...? Muchas gracias a todos los que, desde el primer día o desde hoy mismo, habéis visitado y apoyado este blog y a mi mismo.

Gracias

Luis Miguel

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