03 noviembre 2008

De la Ciudad Prohibida a la Ciudad del Motor: las nuevas capitales del automóvil en China


El mundo occidental tiene un cierto gusto por el concepto de apocalípsis, y desde el fin del Imperio Romano, hasta la guerra fría, pasando por el milenarismo o la peste, diversos procesos sociales o sucesos inesperados han sido interpretados en clave de inminente cambio radical de las estructuras fundamentales del mundo conocido. En la actualidad, superado el presunto riesgo de guerra nuclear, el fin del mundo se presenta en el imaginario colectivo en dos formas básicas: el cambio climático, y el auge económico de China. El despegue económico de China en los últimos años amenaza, efectivamente, con establecer un nuevo orden mundial en cuanto a la relevancia económica y cultural de los países. El crecimiento económico de China es muy superior al del país mas potente de los llamados "desarrollados", Shanghai tiene a día de hoy casi tantos rascacielos como Nueva York, y las potencias económicas occidentales se han lanzado ya a establecer sus plantas en el país para el que todos los epitetos magnificantes son pocos. La planta del consorcio Shangai Volkswagen, la ciudad obrera de Anting, el Salón de la automoción de Beijing o la ciudad de Changung son unos pocos ejemplos de una expansión industrial vertiginosa, que se traduce en ciudades de nueva planta, edificios vanguardistas y arquitecturas de escalas imposibles en Europa.

Shanghai - Berlin: La extraña pareja


El grupo Volkswagen estableció un acuerdo con el gobierno chino hace unos años para construir una planta de producción cerca de Shanghai, creando la marca Shanghai Volkswagen, que produce Volkswagen y Skoda en aquella ciudad. Esta planta, en la que se fabrican modelos tan variopintos como el Passat de generación anterior al actual, o el veteranísimo Volkswagen Santana, se encuentra inserta dentro de un megalómano proyecto de 50 km2 llamado la Shanghai International Automobile City. Este enorme proyecto, cuya estrella es el circuito de velocidad en el que se han celebrado pruebas de F1 y mundial de motociclismo en los últimos años, se ubicó en Anting, una localidad próxima a Shanghai con unos 60000 habitantes, pero para las necesidades de ocupación de los trabajadores del consorcio y los usos residenciales precisos para los eventos, se ha construído una nueva ciudad al sur de la actual, Anting New Town, con capacidad para 50000 habitantes más. La ciudad de la automoción de Shanghai es en realidad una muestra de la dimensión que la producción de automóviles adquiere en China en el presente, hasta el punto de que la ciudad tiene su propia Asociación de Fabricantes de Automóviles.

El arquitecto escogido para la nueva ciudad de Anting es un alemán con interesantes proyectos en Alemania y todo el mundo, pero cuyo nombre hace que sobre él siempre planee una valoración añadida. Se trata de Albert Speer, y si, es el hijo del arquitecto del mismo nombre que diseñó todo el programa ideológico - urbanístico del Tercer Reich de Hitler, tan obsesionado por la arquitectura. La ciudad es un interesante (e inesperado) ejemplo de "contracolonización", y en lugar de ser una ciudad "a la china", se trata de un modelo "a la europea", tanto que es llamada "La ciudad alemana" de Anting. La obra de Speer "el joven" es una muestra actualizada del eterno modelo de la "ciudad ideal", recogiendo algunos conceptos y revisando otros. Una ciudad de amplias calles, zonas verdes, agua abundante y tan habitable como eficaz. Una "sostenibilidad", signo de los tiempos, que es en el fondo un concepto tan antiguo como el primer tratado de arquitectura conocido, el de Vitrubio, pero que no por ello resulta menos atractiva.


En cualquier caso, el urbanismo de Speer "el joven" poco tiene que ver con la megalomanía de los proyectos de su padre, cuya relación con el poder del Reich es analizada con mucho interés por Dejan Sudjic en el imprescindible "La Arquitectura del Poder". Sin embargo, un proyecto de su gabinete para Beijing, el eje norte - sur que atraviesa la ciudad junto a la Ciudad Prohibida, ha despertado de nuevo los fantasmas del pasado de su padre, y hay quien ha querido ver analogías con el descomunal eje de Berlin proyectado por Speer "el viejo" para Hitler, todo lo cual es diseccionado con tino por este interesante artículo de Michael Hammond.

Beijing International Automotive Expo

En una línea similar a la de la Shanghai International Automobile City, pero en un estado de ejecución algo más temprano, se encuentra el proyecto de la exposición permanente del mundo del automóvil en Beijing. De cara a las olimpiadas del próximo verano, la ciudad se ha renovado con proyectos urbanísticos e inversiones extranjeras de gran calado, y la arquitectura es una forma contundente y duradera de enviar un mensaje de prosperidad. Si en Shanghai los rascacielos se mezclan con las calles en las que apenas hay más signo de avance técnico que los cables que las sobrevuelan, en Beijing sucede algo similar. El eje de la ciudad para el que Speer & Partners ganó el concurso podría desplazar hasta a 1'5 millones de personas de barriadas populares, y probablemente cuando este esté inaugurado llenará las portadas de nuestros periódicos sin que sepamos muy bien cómo se han reubicado los desalojados.

El Beijing International Automotive Expo será un recinto permanente vinculado con la producción, distribución, exposición y promoción del automóvil, una especie de Salón del Automóvil (de hecho será la sede permanente del Salón de Beijing) pero sobre una superficie descomunal de 60 hectáreas. El equipo encargado de desarrollar el proyecto es el más importante gabinete de arquitectos del mundo en cuanto a arquitectura y motor se refiere, el de Gunter Henn. El edificio principal, que estará acabado para los Juegos Olímpicos, será el museo de la automoción. Se trata de un interesante y orgánico edificio con formas que recuerdan a un ojo (aunque no en el mismo modo que el cine Imax de la Ciudad de las Artes de Valencia), y que se organizará en forma de espiral. Ciertamente, el parecido de las recreaciones del interior del museo de Henn con el interior del Guggenheim Museum de Nueva York, de Frank Lloyd Wright, es más que sospechoso, y no deja de alimentar los tópicos acerca de la cultura material China, aunque en este caso vehiculado en un arquitecto europeo. Aquí se puede ver una interesante galería de fotos del edificio.


Changchun como Detroit

El último de los proyectos que queremos reseñar en esta ocasión es el de la ciudad de Changchun Auto Industrial Park. La ciudad alberga, ya en la actualidad una planta de producción de Mazda, y otra del grupo Volkswagen. En esta última se producen, entre otros muchos coches los Audi A4 y A6, en virtud de una relación de Audi con China que arranca de 1985. La ciudad deChangchun se encuentra en plena ejecución de un plan industrial que pretende duplicar la población en el horizonte 2020, para acercarse a los 5 millones de habitantes, y desarrollar al tiempo un área metropolitana de 120 km2 en la que ubicar una ciudad de producción de automóviles con unos 300000 habitantes, todo ello conectado por un tren de alta velocidad (quizá unmonorrail). Albert Speer & Partners ha desarrollado un proyecto urbano, uno de esos nuevos planes para la ciudad ideal, en el que se planifica y establece el desarrollo urbanístico de la ciudad en función de esta vocación industrial, pretendiendo crear una armónica unión de ambas facetas de la urbe. Lo cierto es que es, una vez más, un megalómano proyecto, ajeno a las restricciones medioambientales o económicas a las que se vería sometido en Europa, y en el que Speer vuelve a desarrollar toda su teoría de la ciudad ideal. No es raro que algunos, con razón o sin ella, recelen de la obra de este arquitecto cuyo nombre es sin duda un estigma, pero cuyas obras en China y otros países no-democráticos en desarrollo, tienen tantos rasgos que recuerdan a otras obras vinculadas a su padre y su entorno ideológico. Aunque, para ser justos, el mismo o similar reproche se le podría hacer a todos los arquitectos que actúan en los riquísimos emiratos del golfo construyendo torres que se separan del suelo tanto como sus autores lo hacen de la falta de libertad en esos lugares.

Esto, que es sólo una fugaz aproximación a la eclosión de la industria del automóvil en China, da muestra en cambio de cómo el equilibrio de culturas en el mundo ha cambiado ya en nuestros días. Shanghai se convertirá en la capital económica y cultural del mundo la próxima década, y la arquitectura es uno de los escaparates e indicadores más claros. Por otra parte, en la pugna eterna entre países desarrollados y sub-desarrollados por las emisiones de CO2, China parece haber ganado la partida a todo el mundo, y camina aceleradamente hacia un modelo de transporte del que el resto de los países parecen querer bajarse en la actualidad, pero que por otra parte es la salvación para los fabricantes de automóviles que pueden mantener, e incluso multiplicar por mucho sus ganancias, aterrizando en el gigante del este. Y en todo ello, nuevos museos y nuevas capitales del automóvil comienzan a presentar sus candidaturas a ser el Detroit del siglo XXI. La ciudad americana, en medio de una crisis galopante que la ha hecho retroceder hasta sus cifras de población de los años 50, ya no es la capital mundial del motor. En poco tiempo, Shanghai lo será, y ahi probablemente veremos una nueva cultura mundial del automóvil, algo que en otros muchos sectores de la industria ha sucedido ya, pero que pensamos que nunca llegaría al gran totem de la sociedad occidental. Ahora, el escenario es nuevo, y en poco tiempo, saldremos de la duda.

* A Merche, Jesús, Silvia y Virginia, cuyos caminos han pasado o pasarán por Shanghai en algún momento, y de cuyos relatos ha bebido también este artículo

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