02 noviembre 2008

Death Proof. Persiguiendo persecuciones


Son las dos de la madrugada y en apenas cuatro horas y media tengo que ponerme en marcha de nuevo para volver al trabajo en la sala de exposiciones de La Lonja.

Pero acabo de venir de ver "Death Proof", la última película de Tarantino, y no podía dejar de escribir una breve reseña en caliente. Porque si, por un lado, desde el punto de vista cinematográfico es una obra floja de un director que puede dar mucho más de sí, y hasta, si me apuran, una muestra de una cierta incapacidad para evolucionar desde sus aplaudidas "Reservoir Dogs" y "Pulp Fiction", por otro lado la película es un auténtico homenaje a algo de lo que hace meses vengo hablando en este blog: las persecuciones de coches como elemento clave del cine de acción de finales de los 60 y casi toda la década de los 70.

Solo un loco del cine de serie B como Tarantino podía reunir en una misma película al Dodge Charger R/T que era perseguido por Steve McQueen en "Bullitt" (Peter Yates, 1968), al hermosisimo Challenger 440 que Kowalski trata de llevar de Denver a San Francisco en "Vanishing Point" (Punto límite cero, Richard Sarafian, 1971), y al precioso Ford Mustang Mach 1 amarillo, en realidad un Mach 1 de 1972, de "Gone in 60 Seconds" ("la original, no esa mierda con Angelina Jolie", H.B. Halicki, 1974). Solo le ha faltado el Jaguar XK 120 de la original "The Fast and the Furious"... de 1954.

La película es un auténtico divertimento del autor, para poner juntas una gran cantidad de referencias al cine de serie B que maneja como nadie, y una excusa para rodar una persecución de coches como las que ya no se ruedan, desde el punto de vista de la sinceridad y la potencia plástica. Desde el terrorífico Chevrolet Nova de Kurt Russell al principio de la película, hasta la magnífica secuencia final con el duelo de "Dodges", hay todo un festival de aullidos de esos maravillosos V8, de soplidos de compresores, de gemidos terribles de neumáticos bajo el par motor de esos dinosaurios del asfalto. Solo que estas secuencias no tienen el mismo poder de seducción en esta superproducción de hollywood que en aquellas producciones de bajo coste, quizá porque están un poco faltas de sinceridad, como toda la película en la que Tarantino se esfuerza en hacer "mal" una película que no tiene por qué padecer algunos "males" (diálogos vacíos abusivos, cortes de cinta, errores de color...)

No obstante, para los amantes de aquellos artefactos, del cine de acción sin mayor pretension, de las series B, y para aquellos que hayan visto aquellas películas, algunas secuencias de ésta pueden ser una gozada completa. Seguramente me cuento entre los no muchos que hayan visto "Vanishing Point" (película con la que dimos, entre otras, en el proceso de investigación sobre el automóvil en el cine que estamos llevando a cabo Toni y yo) y entre los muy pocos que la han visto en esta misma semana. Y desde luego, siendo una película de tercera fila, fui capaz de disfrutar del cándido entusiasmo de sus directores, del estilo y contenido tan kitsch y setentero y de las secuencias (y el escalofriante sonido) en las que el Challenger blanco era conducido por el intrigante Kowalski. Por ello probablemente he disfrutado "Death Proof" un poco más de la cuenta.

Y por eso ha valido la pena quitarse unos minutos de sueño para compartir con todos vosotros un homenaje de Tarantino que tiene mucho que ver con el trabajo que en los últimos meses llevamos realizando el pacientísimo Toni y yo mismo. Vaya, que me lo he pasado muy bien.

Buenas noches a tod@s 

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