08 noviembre 2008

El enigma del anuncio. Giorgio De Chirico para Fiat


El arte del siglo XX es mucho más que la pintura y la arquitectura abstractas. La figuración jugó un papel clave en la definición de nuevos espacios de la creatividad, de los que especialmente el surrealismo y el posterior Pop Art supieron extraer nuevos significados plásticos cuyo eco sigue plenamente vigente. Si mucho del arte abstracto encontró años después una vía de difusión en el diseño de objetos, cartelería y ropa (desde el neoplasticismo de Der Stijl hasta el potente mundo de la abstracción lírica), las poderosas imágenes del surrealismo de Magritte, Tanguy o Dalí pervivieron más bien por sí mismas, con las correspondientes reinterpretaciones por el paso del tiempo. Pero incluso los surrealistas se vieron fuertemente influídos por las composiciones de un artista griego de padres italianos, cuya obra, partiendo de una pintura impecablemente realista, creaba unas atmósferas desconocidas hasta el momento. Se trata de Giorgio De Chirico. Este incorporó a la pintura contemporánea un nuevo camino en el campo de la figuración, cuando todo parecía indicar que el único camino hacia la modernidad pasaba por la renuncia a la representación. Las ciudades vacías, como en "El enigma de la hora", a veces con inquietantes figuras humanas que resultan ser maniquíes, cabezas clásicas descontextualizadas, y elementos inesperados (como un guante de goma enorme en "Canción de Amor", 1914), influyeron sobre los surrealistas y su universo onírico basado en el psicoanálisis y los estados inexplorados de la mente. La "Pintura Metafísica" fue la aportación que De Chirico dejó al camino de la nueva plástica del siglo XX, y sin ella no se entiende mucho de lo que sucedió después.
En 1950, Fiat quiso celebrar su aniversario con el lanzamiento de un nuevo gran modelo con vocación europea de cara a la reactivación de la industria después de la Segunda Guerra Mundial, y favorecida por los fondos del Plan Marshall. Se trató del celebrado Fiat 1400 (nuestro Seat 1400), un modelo de gran tamaño con el que se buscaba el prestigio para la marca. El lanzamiento coincidía con el 50 (en realidad 51) aniversario de la fábrica turinesa, así que decidieron que además del modelo, el cartel para su lanzamiento (Ginebra 1950) lo pintase un destacado artista italiano. Y el escogido fue De Chirico, que por entonces vivía en Roma. El pintor, que había abandonado años atrás su personal y original estilo "Metafísico", creó entonces un extraño cartel de inspiración barroca en el que dominaba una figura de Pegaso entre unas nubes justo encima del automóvil. El cartel fue más una pieza de conmemoración de cara al semi-centenario y el lanzamiento del vehículo que un anuncio propiamente dicho. Su estética un tanto abigarrada y extraña, aunque potente, no parecía contener, en cambio, las premisas de claridad y sencillez de la publicidad que ya por entonces se hacía (aunque las campañas de Dane, Doyle y Bernbach para el Escarabajo dinamitarían poco después la publicidad tradicional). Por la obra, que a los dirigentes de Turin no convenció demasiado porque desvirtuaba las proporciones del morro del coche, a De Chirico le pagaron... con un Fiat 1400, valorado en unos 2400 dólares.
El cartel estaba sin duda lejos de la potente e influyente obra que De Chirico había desarrollado hasta 1930 aproximadamente, pero sin duda la mezcla de un modelo artístico tan clásico como el Pegaso en medio de un barroco "rompimiento de gloria", junto con un moderno y narigudo automóvil, contenía todavía parte de esa tensión interna que las obras previas del artista habían tenido siempre, aunque bajo un aspecto bien diferente.
La obra tardía de Chirico fue muy criticada por sus antiguos seguidores, en un tiempo en el que el término "vanguardia" implicaba un avance prácticamente irreversible (y a veces fuera de discusión y debate). En las últimas décadas realizó también escenografías para teatro y obras de diseño, aparte de internarse en el mundo de la novela. Por su estilo inconformista y nunca adscrito totalmente a la abstracción, el cartel planteaba de nuevo una ruptura, en esta ocasión en dirección contraria a la de la vanguardia, con la cartelería moderna que desde los años 20 bebía tanto del Art Decó como del cubismo y de la vanguardia del cartel soviético. Este contraste puede apreciarse con solo fijarse en algunas otras piezas para Fiat, como el cartel de Giuseppe Riccobaldi para el Fiat 508 (el "Balilla") de 1937, el de Alberto Bianchi para el Fiat Ardita, en 1933, o el de Mario Sironi para el Fiat 1900 en el mismo 1950.
Los genios también se equivocan, y el camino que De Chirico recorrió alejándose de la vanguardia en los últimos años de su vida, lo hicieron también muchos otros artistas en el siglo XX. Siempre nos quedará la duda de cómo habría sido un anuncio del Fiat 1400 con un De Chirico "metafísico". Pero el cartel que nos queda, suma un nuevo apellido ilustre al club en el que los artistas relevantes y el mundo del automóvil se encuentran de cuando en cuando. Un lujo para Fiat y para todos.
*Para saber más, en el IVAM de Valencia puede verse hasta el 17 de febrero la exposición "El siglo de Giorgio De Chirico. Metafísica y Arquitectura"

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