Esta no es una historia nueva, pero es una preciosa historia en la que se une un icono de la cultura popular televisiva, la pasión de unos aficionados al automóvil, y el fetichismo por la obra original que el mundo del automóvil comparte en cierto modo con el mundo del arte. Una historia, también, no propiamente de arte, pero si de televisión y cine, que es en muchos casos la espina dorsal de nuestra cultura popular actual.

En 1979 se estrenó en la TV una descerebrada serie que giraba en torno a las andanzas de unos primos sureños algo macarras, perseguidos perpetuamente por el Sheriff Rosco Coltrane, y del cual huían en un indestructible y potente Dodge Charger naranja. Se trataba de "The Dukes of Hazzard", y a pesar de los chistes gruesos, chicas voluptuosas, y todo lo demás, el protagonista de la serie acabó siendo, a base de alocadas persecuciones, el Charger con el "01" en el costado y la enorme Navy Jack, la bandera confederada de EEUU en el techo. Hasta tal punto, que hoy en día el nombre de General Lee se asocia rápidamente al de un coche saltarin, y no al de un histórico militar de la guerra civil de Estados Unidos. En las siete temporadas que duró la serie, el "General Lee" y sus alocadas huidas del sheriff Coltrane se convirtieron en un divertimento que elevó al coche naranja a la categoría de estrella televisiva e icono de la cultura popular. Durante la producción de la serie se usaron unos 320 Charger, de los cuales apenas una veintena han sobrevivido. Pero de todos ellos, hay uno que fue el primero, aquel del cual todos los demás son una réplica. Es el General Lee One

La veintena de coches supervivientes a la serie entre los muchísimos destruídos han sido cotizadísimos, y el propio original ha sido pasto de réplicas declaradas y no declaradas, hasta el punto de que John Schneider, el actor que en la serie interpretaba a Bo Duke, intentó vender una réplica de su propiedad por Ebay en 2007 con un tremendo fiasco después de que alguien ofreciese 10 millones de dólares que nunca se llegaron a pagar. Pero el primer General Lee, era el que aparecía en los créditos de la serie en cada capítulo, saltando por encima del coche del sheriff Rosco, como un buen aviso de lo que se podía ver a continuación. Un coche que había llegado a la serie a través del departamento de producción de la Warner, y que no se sabe a ciencia cierta por qué y por quién fue decorado con los característicos 01 y la Navy Jack. Ese salto, fue en realidad el primer y único de aquel coche, que quedó tremendamente dañado, y por tanto inutilizable para la serie. Aqui empieza la historia de la recuperación de un mito. Para Travis Bell, el presidente del North American General Lee Fan Club, una réplica no era suficiente, y se dedicó durante años a buscar el original, el primer General Lee que quedó destrozado tras el salto. Y dió con él.

El coche, tras el brutal impacto, quedó tan maltrecho que fue desmontado en parte, y puesto en funcionamiento para ser redecorado y usado de nuevo en la serie como un coche que volvía de un "demolition derby". Desapareciendo después por completo. Su destino, un negocio de transmisiones y cajas de cambio en Dawsonville, Georgia, donde los transportistas de la Warner lo habían llevado. Travis Bell, lo localizó 23 años después, en medio de este solar repleto de árboles, tan impresionante como el bosque de los coches abandonados de Pownal, Vermont, y ahí empezó la historia de la restauración de un original.

Bell compró el coche, pero pronto vió que las posibilidades de repararlo por completo eran pocas, dado el mal estado en el que se encontraba, de manera que se lo vendió a través de Ebay a otra persona de Ohio, que un año después lo volvió a vender a Marvin Murphy en Florida. Con animos renovados, Bell se puso en contacto con Murphy, y abordaron de frente la restauración del coche. Pese a que hubiera sido más sencillo comprar un Charger del 69 y restaurarlo para dejarlo como el General Lee original, en el animo de Bell estaba una impresión que entronca con uno de los grandes dilemas del arte en la historia: ¿es un original mal conservado mejor que una buena copia? El ejemplo puesto por él mismo a Murphy habla de lo que ese coche significaba respecto a los demás: "Si alguien pintase con spray sobre la Mona-Lisa, alguien tendría que restaurarla..."

El original frente a la copia es una magnífica y eterna discusión que, en este caso, se lleva a algo tan extraño como el automóvil protagonista de una extraña serie de televisión. De manera que el trabajo de Bell era comparable al de localizar la primera página salida de la imprenta de Guttenberg, o las planchas con las que Durero grabó sus estampas, en cuanto a que no se conformaba con tener una réplica idéntica en buen estado, sino que el original tenía, en ese momento, más valor fuera cual fuera su conservación. Con el valor añadido de que se veía capaz de devolver el original a su estado primitivo, en términos artísticos, a restaurarlo, o incluso anastilosarlo. El coche sufrió un largo proceso de restauración, que culminó con la presentación en sociedad en el mismo lugar de aquel tremendo salto en 2006, 28 años después del primero, junto con John Schneider, el actor que interpretaba a Bo Duke, a su lado. El resplandeciente General Lee gorgoteaba después de haber vuelto a la vida para clamar como el primer y único General Lee original.

La preciosa historia está editada en un DVD por el North American General Lee Fan Club, y fue objeto de un precioso reportaje en Inside Line, el portal de http://www.edmunds.com/, donde incluso se pueden ver fragmentos del documental en un interesante vídeo.

La capacidad icónica del Charger naranja con el "01" en las puertas es tal que por Estados Unidos (y por todo el mundo), abundan los club de fans del General Lee y sus réplicas, así como el merchandising es inagotable y mútiple (yo mismo he recibido hace unos días una camiseta inspirada en el Lee de las que tienen en http://www.motorbrandsusa.com/) El coche ha sido homenajeado en persecuciones incluso de series de dibujos animados como "Los Simpson" y "Padre de Familia", el condado de Hazzard, inexistente en la realidad, es una especie de "Insula de barataria" para muchos estadounidenses y las persecuciones a ritmo de banjo son ya un recurso habitual en cualquier producción que quiera aportar un toque cómico o alocado. El coche televisivo es percibido a día de hoy como patrimonio de los Estados Unidos, hasta el punto que el redactor de Inside Line John Pearley sugiere, en una hipérbole divertida, que el Lee debería ser expuesto en el Smithsonian Museum, el museo de historia de Estados Unidos (en el que, por ejemplo hay un coche de la NASCAR)

Asi que el relato de la restauración del Lee1, es en realidad el de un problema perpetuo en la historia, arqueología e historia del arte, trasladado a la cultura popular y a un objeto atípico. El sueño obsesivo de una persona, por recuperar el original de un icono y con ello, de alguna manera, poseer al mito.

Por eso mismo existen hoy los museos.

* Via: Inside Line

* Ver el vídeo de la restauración del General Lee 1 en Inside Line