03 noviembre 2008

Kowalski contra Kowalski. El remake de "Vanishing Point" con Viggo Mortensen


Cuando hace bastantes meses Toni y yo comenzamos nuestro trabajo de sistematización de la presencia del automóvil en el cine, enseguida nos tropezamos con una película de bajo presupuesto de la que mucha gente hablaba con veneración pero que no habíamos visto, “Vanishing Point” (Punto límite cero). Algún tiempo después pudimos conseguir una copia en DVD, y el resultado estuvo a la altura de lo esperado. Una película de “serie B”, pero con una cierta frescura, algunos elementos de guión interesantes, arquetipos cinematográficos que se iban a hacer muy populares en los años 70 (la película se estrenó en 1971), y sobre todo la historia de un Dodge Challenger R/T blanco que pronto se convirtió en objeto de culto entre los aficionados al motor de USA. Recientemente, la última película de Tarantino rendía un sincero y extenso homenaje a la película de R. Sarafian, volviendo a popularizar nombres como Kowalski (a quien Primal Scream ya le dedicó una canción), Challenger, o SuperSoul. La película era, como el propio Quentin afirma, una excusa para rodar una gran secuencia de persecución de coches, en la que enfrentar al Challenger con el otro Dodge R/T más famoso de la historia del cine, el Charger de “Bullitt”.

Lo que quizá Tarantino quizá no sabía, es que algunos años antes, en 1996, otro director Charles Robert Carner (un especialista en subproductos para televisión) ya había tenido la idea de enfrentar al Charger y al Challenger en una persecución, y fue en el marco de un extraño remake de “Vanishing Point” para TV, protagonizada por un entonces casi desconocido Viggo Mortensen. La película, descontextualizada de su precedente, es poco menos que un bodrio destinado a una tarde de sábado que provocaría más de alguna siesta y un buen puñado de bostezos. Pero puesta en contacto con la película original, da algunas pistas interesantes, siquiera antropológicas, de la revisión del tema de Kowalski, las claves del cine de los años 90, y hasta de la evolución de la sociedad en esos veinte años.

El remake reproduce fielmente la estructura de la película original, hilando las principales secuencias, e incorpora algunas situaciones nuevas y líneas argumentales que, dicho sea de paso, no aportan más que distracción y desorden en la historia. El plano inicial de las excavadoras sobre la carretera, y la estructura principal como un bucle temporal en el que toda la película se articula como un largo flashback, uno de los puntos fuertes y originales de la película, permanecen en el remake. Vemos igualmente a Kowalski salir de su taller de tuneado de coches, y encontrarse con la entrega del Challenger en Salt Lake City con solo un par de días de margen. En su huida, el protagonista se encuentra igualmente con el viejo del desierto cazador de serpientes (en esta ocasión negro y sin barba), y la comuna de hippies se ha transformado en una comunidad india que vive en el desierto y cuyo jefe es una especie de gran hechicero que ve la CNN. Igualmente, el fugitivo se encontrará con la otra pareja de hippies que viven al lado del lago salado, donde se repite el plano de la muchacha montando sobre su moto con la melena al aire, aunque en esta ocasión, la exuberante rubia (Peta Wilson, más conocida por la serie de TV Nikita) no va totalmente desnuda sino más bien vestida como una especie de playmate de Playboy, y ha perdido mucho de la sensual dulzura de la "Lady Godiva" motorizada original. La voz que acompaña desde la radio la huida del último héroe americano, no es en esta ocasión un fascinante (y un poco estresante) locutor negro y ciego de una pequeña ciudad del medio oeste, sino una especie de renegado locutor de radio, “La Voz”, cuyo mensaje es mucho menos espiritual e idealista y mucho más político, con una constante crítica al sistema político de los Estados Unidos, y que está interpretado, un tanto histriónicamente, por... Jason Priestley (ese sex - symbol adolescente en una de las series más moñas de todos los tiempos, “Sensación de vivir”) Por último, la secuencia de la burla del cordón policial en plena noche y el final de la película reproducen casi calcadamente la original. Entonces ¿qué aporta de nuevo “Vanishing Point” de 1996 respecto a la de 1971?

En este caso, Kowalski no es el personaje marginal y alejado de la sociedad a golpes, ex - piloto de carreras y ex – policía traicionado, enganchado al speed, taciturno y descreído, interpretado por el desconocido Barry Newman, sino alguien más amable para el gran público, cuya vida conocemos por unos cuantos flashback, mal resueltos y hasta ridículos. Un híbrido entre Mick Dundee y John Rambo, el Kowalski de los 90 es también un ex – piloto de carreras, aunque ahora no de Speedway sino de la NASCAR, ex - combatiente en la Guerra del Golfo enfrentado con sus superiores, fichado por la justicia y ex – ermitaño de las montañas donde al parecer conoce... a su esposa. El nuevo antihéroe es un hombre casado cuya esposas está embarazada y que se quiere retirar del negocio de llevar coches para ver crecer a su hijo en su casa de las montañas. Una historia de amor previsible, sensiblera y sosa, pero que incorpora un elemento metido con calzador y que entorpece la narración hasta sacarnos de la película: para casarse con su rubia y guapa esposa, Kowalski... ¡¡se convierte al cristianismo!!. Esto justifica que durante toda la película nos estemos encontrando repetidamente imaginería cristológica y un mensaje religioso de salvación que nada tiene que ver con el nihilismo de la película original y que cobra un protagonismo desconcertante hacia el final de la película.

Es en el transcurso de este bodrio de sábado tarde, donde aparece la secuencia que se adelantó a Tarantino. Un policía de Utah, un chalado que no ha sido un "Kowalski" porque no ha tenido valor suficiente, se lanza a la persecución del fugitivo no con su coche de policía, sino con un Charger R/T negro como el de "Bullitt", planteando así un duelo que, seguramente, mucha gente esperaba desde 1971. El resultado... deberéis ver la película. Esta persecución es, por otra parte, el punto más reseñable de las escenas con coches que hay en la película. Las secuencias de acción de la película original quedan aquí mucho más descafeinadas, poco sinceras y carentes de ritmo, y en las que el Challenger luce mucho menos de lo que podría, debido sobre todo a una fotografía más vulgar y una planificación de planos deficiente.

Aparte de la estética "noventera" que ha envejecido tan mal (¿de verdad creéis que los ochenta fueron duros? pues ved esta película...) el remake de Carner se reviste de algunos elementos característicos del cine de esta década, como una cierta estética de videoclip, o la exhuberancia de artefactos informáticos, desde detectores de teléfonos móviles a gafas de visión nocturna. Por otra parte, aparece un elemento de guión característico de esta década, como es el claro mensaje antisistema en el que el gobierno de EEUU queda retratado como un malvado opresor de las libertades y los derechos individuales. La intolerancia pasa de estar en la sociedad a estar en los gobernantes.

Quizá después de todo la diferencia fundamental entre el primer guión y el segundo es que la historia original y el guión de la película de Richard Sarafian se le debe al escritor cubano afincado en Londres Guillermo Cabrera Infante, quien lo firmo como Guillermo Cain (CAbrera INfante). En realidad, el guión de Cabrera presenta una historia que es un nuevo Western, con un pistolero solitario y renegado que en su camino se encuentra a una galería de personajes dignas de una pelicula de Ford, o de una de Leone: el viejo loco que vive solo en el desierto, la cómuna de hippies como si fuesen mormones, la pareja de hippies como si fuesen un matrimonio de granjeros en la frontera con México... Y los arquetipos que nos encontramos son, a la vez, algunos de los que vamos a ver luego muchas veces. El ex - combatiente renegado, el locutor de radio histriónico, el hippie mezquino, los macarras de pueblo racistas, los policías corruptos... Una película mucho más sincera, simple y sólida que el pastiche de los 90, que sin embargo tiene su interés a la hora de construir nuestro particular "Mondo Bizarro"

3 comentarios:

thecomandosvr dijo...

Concuerdo contigo, una descepcion de remake, jajaja kowalski catolico, jajajaja, lo unico bueno fue el VS. Challenger R/T contra Charger R/T

Anónimo dijo...

Algo bueno no pudieron escribir de la peli??Sea como sea esta muy buena!

Luis Ortego dijo...

Hola Anonimo. La verdad es que no hay en el articulo animo alguno de poner a la pelicula mal por razones personales o de otro tipo. Sencillamente la
pelicula es un mal producto, que apenas aprovecha lo interesante de la original de Sarafian, ni tampoco corrige sus errores. Eso no quita para que uno pueda entretenerse viendola, y es justo decir que Viggo Mortensen esta por encima del nivel de la produccion y quza por eso se soporte un poco mejor. Pero si tienes que elegir entre ver una o la otra, escoge la original de Sarafian, y al
menos encontraras un aire fresco y Underground genuino de los 70, junto con mejores secuencias de accion con coches y un final mas sincero. La otra, solo para emergencias.

Saludos

Luis Miguel