08 noviembre 2008

La colección de arte de Mercedes. Daimler Art Collection


En repetidas ocasiones hemos mostrado y mencionado en ¿Dónde está el depósito...? la labor de los fabricantes de automóviles como mecenas del arte a pequeña o gran escala. Desde la construcción de grandes edificios a la financiación de concursos para artistas noveles, el compromiso de las marcas con el arte, interesado o no, es evidente desde temprano en el siglo XX.
Decir Daimler - Benz es, hablando de automóviles, como decir Homero hablando de literatura: el principio y la referencia. Mercedes, la marca estrella del grupo es, después de casi un siglo, mucho más que un nombre de mujer, es un referente social de lujo y estatus, pero también de elegancia, innovación y diseño. Aunque desde los mismos inicios los Mercedes estuvieron vinculados al diseño, el arte y el estilo (nada más hay que ver historias como la del Mercedes del Conde Trossi o la preciosa historia del "Black Torpedo" del fotógrafo David Douglas Duncan), no fue hasta 1977 cuando el grupo Daimler decidió que su entonces pequeña colección de arte debía prestar además un servicio a la sociedad y tener un sentido unitario.
Centrada en el Modernismo y en el arte alemán representativo de ese periodo, la Colección de Arte de Daimler Benz consta hoy en día de en torno a 1500 obras fundamentalmente de artistas alemanes, pero también de artistas internacionales de gran relevancia. Si bien en la colección hay una dominante, que constituye su núcleo central, en torno a la Escuela de Stuttgart, con nombres relevantes como Oskar Schlemmer o Jean Arp, en ella se encuentran obras de otros creadores esenciales, como el omnipresente Warhol, pero también Jeff Koons, Nam June Paik, Keith Haring o Frank Stella. Lo cierto es que la colección de arte de Daimler, si bien no es comparable a la de museos de gran envergadura, está bien construída desde unos presupuestos artísticos definidos y sólidos. En palabras de Renate Wiehager, directora de la colección, "...orientando intensamente los contenidos hacia posiciones abstracto-constructivistas, conceptuales y minimalistas..." se ha conseguido un perfil nítido, particularmente bajo el comisariado de Hans J. Baumgart, y especialmente después de la apertura de su propio local de exposiciones en Postdamer Platz de Berlin, en 1999. La colección se gestiona con un marcado carácter filantrópico, de manera que se expone en muestras temporales tanto en las oficinas y plantas del grupo de Berlin, Stuttgart y Sindelfingen, como en colaboración con otras insituciones privadas y públicas dedicadas al mundo del arte.
Por esta tendencia a la itinerancia y la interacción, en España se han podido ver recientemente dos exposiciones con obras de la Colección Daimler, ambas organizadas por la Fundación Juan March.
Una de ellas "Antes y después del minimalismo", expuesta el Museo de Arte Contemporáneo Español de Palma entre el 22 de mayo y el 1 de diciembre de 2007, en la que se exploraba la influencia del minimalismo en el arte del siglo XX, con obras de muchos artistas entre los que se podía encontrar a Josef Albers hasta Sol LeWitt.
La otra se encuentra en exposición actualmente en la sede de la Fundación Juan March en Madrid, bajo el título "MaxiMin: Tendencias de máxima minimización en el arte contemporáneo", y durará hasta el 25 de Mayo. En ella se investiga acerca de la relación del minimalismo con el contexto de la abstracción y también con el de la figuración, por su carácter de "reducción formal" en nueve ámbitos temáticos diferentes.
La Colección Daimler tiene, no obstante, como tesoro más codiciado, la colección de obras sobre modelos de la marca realizada por Andy Warhol en 1986 y sobre la que hablaré próximamente. Estas obras, que han contribuído tanto a la popularización del arte entre los aficionados al automóvil, como a la popularización de los coches entre los aficionados al arte, son un emblema para la marca, y una perfecta guinda para una pequeña pero bien construída colección de arte. Y es que en un espacio como el Departamento de Arte del grupo Daimler, es posible hablar de minimalismo y constructivismo, al tiempo que de motores rotativos o mecanismos de inyección directa de gasolina, sin que sea un sinsentido.
Quizá algún día todas estas obras constituyan un gran museo con colección permanente, el que sería el primer museo de arte creado por un fabricante de coches en Europa. Mercedes ya ha mostrado muchas cartas con su espléndido museo creado por UNstudio, y tiene una buena colección de arte. Los caminos apuntan en ese sentido.

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