03 noviembre 2008

Romero Britto. Volvo con Absolut


Probablemente causarán el horror de los más forofos de las marcas implicadas, y el furor de los más deshinibidos "coolhunters" y horteras de pro. Serán el coche en el que jamás querrías ser visto, o el que desearías tener en una habitación acristalada como el Ferrari de "Todo en un día". Pero los coches decorados por Romero Britto, además de no dejar indiferente, son un punto de encuentro entre la tendencia más popular del arte y el diseño actual, con el actor social más potente del siglo XX: el coche.

Romero Britto es un artista brasileño residente en Miami muy popular en Estados Unidos, que ha alcanzado una personal y reconocible propuesta de arte de gusto Pop, en la que flotan referencias evidentes a las vanguardias históricas (Picasso, Miró, Matisse...), las influencias directas de Warhol y Haring, y una buena dósis de imaginería propia. Britto (Recife, 1963) desde que en 1989 diseñase unas etiquetas de vodka Absolut con Keith Haring y Warhol, ha construido un estilo propio y ha logrado que sus imágenes se conviertan, también, en iconos y objetos cotidianos en la cultura popular de nuestro tiempo. Esta iconografía, a base de repertorios al borde de lo kitsch y flirteando con lo ñoño, tiene grandes dósis de todo lo que hace falta para triunfar como concepto comercial (colorido, dinamismo, simpatía...) y el inabarcable márketing de Agatha Ruiz de la Prada, de Jordi Labanda o de las Supernenas lo demuestran con creces.

Y no es de extrañar entonces que, como buen artista de vocación "Pop", Britto se haya encargado de darle vueltas al automóvil como "tema". Por un lado incorporándolo a sus cuadros, como en "Wow Ride" de 2006, en el que se puede ver un colorido Rolls Royce (Que recuerda a este otro subastado hace unos años) en una estampa que transforma la imagen del coche señorial por antonomasia (extinguidos los Hispano - Suiza y Bugatti) en un mero elemento de una estampa del más popular de los gustos. Desmontando el mito, algo frecuente en la historia del arte contemporáneo.

Los otros tres ejemplos son algo más interesantes. Dentro del concepto "intervención sobre un automóvil", que hemos visto repetidas veces ya en este blog (desde los Sonia Delaunay a los BMW Art Cars pasando por Jordi Labanda o Gilles Deacon), Britto ha decorado al menos tres coches: un Mini BMW, un Volvo V50 y un Audi RS4, todos ellos en su peculiar estilo.

El Mini que Britto decoró en 2003 parece un auténtico coche de cómic. Con un gran corazón alado sobre el capó, y unos cuantos más por el resto del coche, el inglés de padres alemanes se convierte en una obra terriblemente "kitsch" pero en la que el diseño del coche (la reinterpretación de Frank Stephenson del original de Alec Issigonis) soporta perfectamente la manipulación y establece una comunicación con la propuesta de Britto de manera que el resultado no es un ataque de azucar, sino un coche simpático y hasta elegante.

Una explosión de colorido en medio de un esplendoroso atardecer adornado con paracaidas, tablas de surf y bicicletas transforman al elegante y sofisticado diseño escandinavo del Volvo V50 en una especie de coche del optimismo, algo así como el VolBritto. Al igual que con el inesperado éxito de la furgoneta VW en el movimiento "Hippie" de los 60, la mezcla del riguroso, limpio y calculado diseño nórdico con esta explosión de color da un curioso resultado en el que Britto supo aprovechar con inteligencia las virtudes del diseño del Volvo (esa "nariz" con más personalidad que la de Adrien Brody) y esconder sus puntos flacos (una excesiva superficie lateral lisa en el tramo entre los ejes).

Por último, con motivo de la "Art Chicago", una de las ferias de arte más relevantes de los Estados Unidos, que contó con el patrocinio de Audi en 2007, a Britto le fue encargado decorar uno de los buques insignia de los de Ingolstadt, para este año, el RS4. El resultado, probablemente el más equilibrado de todos, no deja de tener el explosivo colorido a base de tonos intensos y planos marca de Britto. Pero en este caso el guiño a las vanguardias históricas, y concretamente al cubismo más picassiano, es evidente, con el motivo del capó, siempre tamizado por el estilo del brasileño, que se encarga de añadir topos, estrellas y bandas onduladas para obtener el característico estilo tan animado de sus composiciones.

Britto es un artista popular y atractivo sobre todo en Estados Unidos y, de alguna manera, el hecho de intervenir sobre automóviles pone de relieve, por un lado, su interés de seguir caminos ya seguidos por los gurús del arte contemporáneo como Calder, Hockney o Warhol, pero por otro lado lo atractivo, icónico y versátil que es el automóvil como "tema" en el arte más pop.

La próxima vez que suban al metro, o al autobús, fijense en los estampados de las camisetas, bolsos, gorras o chaquetas de chicos, chicas, mujeres y hombres. Si encuentran repetidamente coches y motos, o motivos relacionados con ellos, especialmente si tienen un aire "retro" o "kitsch", piensen por un segundo en todo esto.

* Gracias a Merche, que me dio a conocer por primera vez el trabajo de Romero Britto desde Miami. Por esto y por muchas otras cosas.

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