06 diciembre 2012

Murió Oscar Niemeyer, el mensajero del Futuro

104 años parece una cifra adecuada para la edad de una empresa o para el aniversario de la creación de un estado, pero es si indica la edad de una persona se trata de una magnitud digna de la mitología.

Ayer murió Oscar Niemeyer, un arquitecto cuya obra forma parte ya de la mitología del siglo XX, último superviviente de una generación de arquitectos cuyas ideas arquitectónicas y urbanísticas dieron lugar al mundo actual. Sus visiones de las ciudades modernas, de los bloques de viviendas dignas, de las zonas verdes o de las vías rápidas en la urbe han sido los pilares sobre los que se ha construído la ciudad actual y lo que las alejó de las caóticas ciudades del siglo XIX.

El más famoso proyecto de Oscar Niemeyer es la construcción de los edificios principales de Brasilia, algunos de los más fascinantes y sugerentes de todo el siglo XX. Planificada por Lucio Costa y destinada a ser la nueva capital administrativa de Brasil, es el único ejemplo a gran escala de una ciudad de nueva planta construída según los planteamientos urbanísticos y arquitectónicos del Movimiento Moderno. El único ejemplo de una ciudad construida según lo que los arquitectos de 1930 pensaban que sería la ciudad del futuro. Pero... ¿Lo fue?

Brasilia se creó en la segunda mitad de los años 50 y fue inaugurada en 1960 como un logro modernizador para un país en crecimiento. Una urbe con amplios espacios abiertos y planeada según las ideas de la modernidad de principios de siglo: velocidad y tecnificación. Sin embargo, la Brasilia de Costa y Niemeyer se construyó 30 años después de que el GATEPAC plantease sus ideas urbanísticas. El mundo había cambiado, la población mundial había crecido un 50% y el automóvil comenzaba a mostrar su capacidad demoledora de causar congestión en las ciudades. Una ciudad extensa que dificultaba el transporte público, con una intensa zonificación y escasamente flexible nunca terminó de tener la cohesión que una gran urbe precisa. 

Sin embargo la capacidad evocadora de los edificios de Niemeyer hacen que incluso hoy 50 años después, el perfil de Brasilia siga haciéndonos pensar en un mundo mejor y futuro. Una parte de esa magia quedó anclada al cantábrico en el (fallido) Centro Niemeyer de Avilés, con algunos edificios de gran poder plástico pero también de firme utilidad.

Con Niemeyer se marchó el último mensajero de un Futuro que ya es Pasado.

 

No hay comentarios: