10 mayo 2006

El fantasma de Sindelfingen

La historia del arte en el siglo XX vivió algunas grandes encrucijadas que desde hoy quizá son todavía poco apreciadas. La llegada de la subjetividad, del cubismo, o del arte abstracto son algunas. Entre otras muy importantes está la aparición de nuevos campos para nuevas formas de expresión artística, fundamentalmente, y por ese orden, la fotografía y el cine.
La fotografía es el arte que ha permitido algunos de los iconos fundamentales del siglo XX, entre ellos el automóvil, pero también Marilyn, el Che, o el horror de la guerra en una joven vietnamita huyendo con su piel quemada por el napalm.
David Douglas Duncan (Kansas, 1916) es uno de los fotógrafos más relevantes del siglo XX, y desde luego el más importante vivo en nuestros días, después de que en poco tiempo desapareciesen Cartier-Bresson, Newton y Avedon, y tiempo antes Mapplethorpe o Brassai. Duncan ha pasado a la historia fundamentalmente por ser quizá el fotógrafo que más veces y más intimamente retrató a Picasso, aparte de por haber sido un pionero fotógrafo de guerra en Corea y Vietnam al tiempo que el mítico Capa
Duncan era un apasionado de los coches, y seguía al Mercedes 300 SL desde que lo vió rodar por las calles de Sindelfingen, donde se encontraba la planta de producción destinada para los "alas de gaviota". Hasta que en 1956 fue hasta Stuttgart para recibir su propia unidad, un 300 SL negro al que bautizó pronto como "Black torpedo". Las unidades seguidas por Duncan en la localidad alemana dejaron algunas de las más hermosas fotografías de un coche que jamás se hayan hecho, como la preciosa "El fantasma de Sindelfingen", en la que la estela roja y descompuesta de un SL cruza una gris calle al anochecer. Una de las imágenes más evocadoras y menos conocidas de la joya de Mercedes. En la que menos se reconocen sus formas, y más se aprecia su espíritu.

En 2001, el museo Mercedes - Benz realizó una dignísima exposición dedicada al "Black torpedo" de Duncan, llamada "Aventuras de un Gullwing". Hasta 1996, el hermosisimo SL había hecho 450000 km, ya que Duncan lo usaba a diario. Esta unidad estuvo en 1959 a las puertas de Kremlin, donde causó admiración entre altos políticos de la URSS, e incluso fue secuestrada por la mafia en un viaje a Holanda, y puesto en libertad después de pagado un rescate (al menos los secuestradores lo dejaron en la frontera con Bélgica debidamente limpio, con el depósito lleno y el abrigo de Duncan, que se había quedado en el asiento de detrás, lavado y planchado).

Picasso solía disfrutar mucho los paseos en el 300 SL con Jacqueline y Duncan, durante los años que pasaron juntos en la villa de "La Californie". Mientras Duncan fotografiaba al pintor en su estudio, Claude, el hijo de Picasso y Françoise Gilot, se deleitaba mirando las formas curvadas del fantasma de Sindelfingen...

En 1996, Douglas Duncan regaló el "Black torpedo" a Claude Picasso (que posee además un Pagoda, entre otros), con 450000 km. Uno de los preciosos fantasmas de Sindelfingen, volvía "a la familia", como formando parte, como una más de las obras de arte que rodearon siempre a Picasso. El "Black torpedo", se hacía inmortal, como Douglas y Pablo.

* Foto: "The ghost of Sindelfingen", David Douglas Duncan, 1956
** Via: World Car Fans