26 diciembre 2011

45 años de "Grand Prix". El origen del lenguaje audiovisual de las retransmisiones de F1


Hoy hace 45 años que se estrenó una película que cambió para siempre la forma que tenemos de ver las carreras de coches. El 21 de dicembre de 1966 se pasaba en pantallas por primera vez “Grand Prix”, una epopeya sobre las carreras de Fórmula 1 firmada por un joven director, John Frankenheimer, cuyo uso de la cámara en las secuencias de acción le permitió acuñar su propio sello. Una producción que, en sus primeros minutos, deslumbraba por el ingenio de Saul Bass, afamado diseñador y creador de secuencias de apertura y títulos de crédito. Una película que, desde el cine, planteo la forma más plástica de rodar una carrera de coche, adelantando con precisión el modo en el que un día futuro (hoy, por ejemplo) se retransmitirían en directo las carreras de coches.

“Grand Prix” no tiene quizá el impacto sobre la cultura popular que tuvo algunos años más tarde “Le Mans”, una película en cambio de calidad muy inferior, pero sostenida por la icónica presencia de Steve McQueen. “Le Mans”, que en estas fechas cumple también 40 años adolece de una práctica ausencia de dirección (la espantada de John Sturges en medio del rodaje da idea de la tensión que se vivió en él), mientras que “Grand Prix” es un afinado mecanismo cinematográfico que atrapa y entretiene al espectador. Si “Le Mans” fue un semillero de influencia de todo tipo para la cultura popular, “Grand Prix” plantó los cimientos de la cultura audiovisual de las carreras para el siguiente medio siglo. “Grand Prix” es una película rodada con el máximo verismo posible a la hora de representar las secuencias de carreras, hasta el punto de que mezcla imágenes reales de la temporada 1965 con secuencias rodadas por especialistas en el mismo circuito y el mismo día de las carreras del Mundial de Fórmula1, sólo que unas horas antes de las mismas, y con coches de Fórmula3 carrozados como F1. En la misma película aparecen interpretando a pilotos (aunque no con sus propios nombres) corredores de talla histórica, como Graham Hill, o Phil Hill, pero también vemos a leyendas como Bruce McLaren, Jack Brabham, Bob Bondurant o Lorenzo Bandini, quien moriría al año siguiente del estreno de la película en un terrible accidente en el Gran Premio de Mónaco.

Uno de los aspectos más relevantes de “Grand Prix” es su secuencia de apertura y el diseño de los títulos de crédito por parte de Saul Bass. Aunque llevaba trabajando desde mediados de los años 50 como diseñador de títulos de crédito, en ocasiones en películas tan relevantes como “La tentación vive arriba”, “La vuelta al mundo en 80 días” o “Trapecio”, Bass dio un salto de calidad en su carrera al comenzar a trabajar con Hitchcock en dos de sus películas fundamentales, “Vertigo” y “Psicosis”, de cuya colaboración saldrían ambos reforzados. El estilo inconfundible de los créditos de Bass, que poco después trabajaría en la importante “West Side Story”, era a finales de los años 60 sinónimo de calidad y éxito, hasta el punto de crear escuela. Por eso Frankenheimer le incorporó a su equipo para el rodaje de su epopeya automovilística. La secuencia inicial, con las imágenes multiplicándose y repitiéndose una y otra vez, y componiendo una pequeña sinfonía con los sonidos de una parrilla de Fórmula 1 (la del Gran Premio de Mónaco) es, aún hoy, de una modernidad y elegancia intemporales y difíciles de superar.

“Grand Prix” tiene otro aspecto de interés para los aficionados a la competición automovilísitica: el de las secuencias rodadas en antiguos circuitos de la Fórmula 1. En algunos casos se trata de circuitos en los que aún corre el gran circo del motor, pero que han cambiado sustancialmente desde la década de los 60. Contemplar a los monoplaza recorriendo el trazado de Mónaco, que apenas ha cambiado,resulta muy atractivo. Pero verlos recorrer el legendario Spa – Francorchamps, más largo y rápido que el actual, y también más peligroso, y sobre todo rugiendo por la impresionante parabólica inclinada del antiguo trazado de Monza (que aún se conserva en pie aunque los modernos F1 no corran por ella) es de una belleza y un simbolismo casi ritual. Por eso “Grand Prix” es un homenaje perpétuo a las carreras de coches.

Pero si en algo, en mi opinión “Grand Prix” es una película esencial en la historia de la competición automovilística es precisamente en el lenguaje cinematográfico aplicado a las carreras. La forma en que están rodadas las secuencias de competición de la película resultó en su día absolutamente moderna e innovadora. La sucesión de planos del exterior y el interior de los vehículos, encuadres cortos de los pilotos mientras manejan el volante, cámaras a ras de suelo que enfocan al coche de detrás, planos de las ruedas en movimiento... todo ello imprime a esas secuencias un ritmo visual mucho más elevado que el que una carrera tiene de por sí. Se podría decir que en “Grand Prix” se vio por primera vez cómo se iban a concebir las carreras modernas, y Frankenheimer mostró que, por encima del lenguaje épico de las carreras en directo se podía superponer el lenguaje audiovisual que acrecentaba al otro de manera exponencial.

La secuencia de inicio de la película con las primeras vueltas del Gran Premio de Mónaco están rodadas prácticamente del mismo modo que se realiza una retransmisión de Fórmula 1 hoy en día en televisión. Abundancia de planos subjetivos de los directores de equipo, en ocasiones planos de sus ojos mirando fijamente a los bólidos, imágenes cercanas de las mecánicas, algún destello del público en la grada, planos aéreos... Todo eso es común a la película de Frankenheimer y a las retransmisiones actuales, y eso no se había visto nunca hasta ese momento en el cine, pero tampoco en ninguna clase de documentación sobre las carreras, que se rodaban de un modo estático y monocorde. Una de las razones evidentes para que no se pudiesen filmar carreras de este modo es que los equipos de rodaje eran de gran tamaño en la época y restaban eficiencia a los coches si se instalaban en los mismos. Décadas más tarde, cuando la técnica permitió instalar las microcámaras en los coches sin mermar su rendimiento, los planos que los realizadores comenzaron a producir reproducían en ocasiones con gran fidelidad los encuadres de “Grand Prix”.

En resumen, se puede decir que hace 45 años “Grand Prix” no sólo planteo el que es probablemente el mejor ejemplo de cine dedicado a las carreras de coches. También, con el lenguaje visual de John Frankenheimer, puso la primera piedra de una nueva manera de ver las carreras, de la cual nuestras retransmisiones actuales son plenamente herederas.

* Ver secuencia inicial de "Grand Prix" en Youtube

** Parte de los argumentos de este artículo forman parte de una ponencia preparada para el proyecto LiminalGR, impartida en Barcelona el 21 de noviembre de 2011