24 febrero 2011

La Colección de Rolls Royce del castillo Torre - Loizaga



Si no hubiera visto algo hace ya algunos años en una pieza promocional de turismo del Pais Vasco, la primera vez que alguien me habló de un castillo en las montañas de Vizcaya que escondía una inmensa colección de Rolls Royce, habría pensado que se trataba de una leyenda (más) de las que a los aficionados a los automóviles nos gusta contar cuando nos reunimos. Los ingredientes para ello eran casi perfectos: Un antiguo castillo al que se accede por una estrecha carretera que es más bien un camino apenas asfaltado, con escasa señalización y un horario y calendario de visitas muy restringido. En su interior, legendarias bestias mecánicas de las que en algunos casos hay apenas una docena en el mundo, apenas avistadas por temerarios o afortunados investigadores con el juicio alterado por tanta maravilla inesperada... Pero no sólo no es una leyenda, sino que es tan real y fascinante que merece dedicarle una visita. O más.

La colección Torre Loizaga, cerca de Galdames y Balmaseda, y a unos 20 km de Bilbao, exhibe la que dice ser la única colección de Rolls Royce de Europa que posee al menos un ejemplar de cada modelo de la marca desde 1910 hasta su compra por BMW en 1998. Una espectacular acumulación de coches de la marca británica, que se relacionan con el imponente castillo de una manera especial, en ocasiones cercana a lo barroco, pero en cualquier caso siempre sugerente, y que de cualquier modo con la mera sucesión de las salas muestra el importante desarrollo técnico y estético de la marca y del automóvil de lujo desde principios del siglo XX hasta finales del mismo.

Organizada en seis pabellones, en el primero se encuentran algunos impresionantes ejemplares de Silver Ghost, uno de los cuales, el "Roi des Belges" fue premiado en el Concours D'elegance de Pebble Beach de 2007. Una abigarrada sala de la parte más antigua del castillo, decorada con lámparas y mobiliario acoge un puñado de los más antiguos y elegantes Rolls. La curiosa combinación de las máquinas más antiguas y con más componente artesanal, con la sala más primitiva y ruda de la exposición produce una curiosa combinación y mezcla de emociones, y precisamente algunos sofás y sillones están dispuestos en la sala para que podamos sentarnos a contemplar las máquinas y observar estas paradojas.

El resto de la evolución técnica y del diseño de la marca se aprecia en otros tres pabellones en los que, en orden cronológico, se pueden contemplar algunos hermosos ejemplares, como un precioso Phantom II de 1932, o un admirado Phantom IV de 1956 del que sólo se fabricaron 18 ejemplares, uno de los cuales era el famoso coche de ceremonia del dictador Franco. El ejemplar que se muestra en la colección perteneció al Sultán de Kuwait. Otro de los coches célebres que se visitan en Torre Loizaga es un Silver Wraith de 1953 que perteneció a la Reina Madre de Inglaterra.

Los últimos años de la firma antes de ser adquirida por BMW están representados por los hermosos Corniche y Silver Spirit, o el extraño Camargue, el último coupé antes del cambio de propietario de la empresa.


Pero las bellezas que esconde el castillo Torre Loizaga no acaban en la abrumadora colección de Rolls Royce. El acompañamiento está a la altura de los anfitriones, y paseando tropieza uno con joyas como un precioso Isotta Fraschini, un veteranísimo Delaunay Belleville, o un impecable Hispano Suiza. En otro pabellón encontramos atractivos clásicos mucho más terrenales pero aún así excitantes, como un Mercedes 280 SL "Pagoda", un curioso Lancia Aprilia de Battista Farina que recuerda al VW Typ 1 que a veces confunde a los aficionados, o un enorme Cadillac Eldorado convertible (del que algunos visitantes murmuran "este es como el que llevaba Kennedy cuando lo mataron... aunque en la propia información del coche dice que se fabricó en 1970...) Aunque quizá los dos integrantes más espectaculares de la colección, al margen de los Rolls, son un hermoso Ferrari TestaRossa, y un impactante Lamborghini Countach S. Superdeportivos de otro tiempo, cuya mera presencia física intimida, en el que los caballos eran mucho más difíciles de domar, por eso las leyendas se forjaban más fuertes y grandes.


En resumen, la colección del castillo Torre Loizaga es una experiencia única para los aficionados al automóvil, pero también para cualquier persona con curiosidad acerca de la historia del siglo XX. Con una sencilla presentación, la colección en cambio admite muchos niveles de lectura, reflexiones que parecen estar acogidas e impulsadas por el imponente entorno del castillo y las montañas de Vicaya. Un lugar de obligada visita, con el aliciente de la valiosísima colección de Rolls Royce, que podemos ver sin cruzar el estrecho de Calais.

Los coches de Torre Loizaga pueden ser visitados en domingos y festivos de 10 a 14, o bajo cita previa concertada con la dirección de la colección. El resto de la información se puede encontrar en su propia web: http://www.torreloizaga.com/