09 noviembre 2008

"Tire Tracks", el auténtico "american graffiti"



Hoy en día, casi en cualquier país desarrollado del mundo, se establece dentro de la sociedad un conjunto de importantes agentes que contiene juventud, música y automóvil. Un cultivo perfecto en el que crece mucha de nuestra cultura adulta, con sus dósis de sensación de libertad, competitividad, búsqueda de la individualidad, adicción a las sensaciones, y, por qué no decirlo, lo que trae a menudo accidentes, cierta clase de vandalismo, y otros problemas sociales. Este círculo de fuego, tan familiar para nosotros en nuestros días ejemplificado en la tríada Tuning - Tecno - Juventud, se comienza a forjar en realidad en Estados Unidos ya antes de la Segunda Guerra Mundial con la cultura de los Hot-Rod, y se consolida después de la misma con el surgimiento del Rock and Roll y el auge meteórico de la "Cultura adolescente"
Sobre los Hot-Rod, lo Custom y el auge de la cultura adolescente hablaré próximamente en uno o dos artículos más extensos, pero como adelanto, el documental "Tire Tracks" me parecía un perfecto aperitivo.
En Stonington, un pueblo en un apéndice de Deer Isle, la costumbre de los jóvenes, y no tan jóvenes, desde hace décadas, es dejar las carreteras totalmente marcadas con largas y densas marcas de neumático quemado, realizadas a base del brutal par de sus inmensas camionetas o sus coches de monstruosos motores. Cuando llega el verano, los jóvenes comienzan de nuevo a reunirse para su ritual de "marcar" las carreteras con sus largas y sinuosas marcas, sin importar el coste en neumáticos, u ocasionalmente transmisiones. "Hay gente que baja a pasar el fin de semana a Nueva York" afirman quienes lo ven como una forma más de diversión, un simple hobby.
John Steed, es un periodista de Stonigton que en 2006 decidió hacer un breve documental de 40 minutos en el que recoger las impresiones y motivaciones tanto de los jóvenes conductores como de los sufridos vecinos de la isla. "Tire Tracks", patrocinado por el refundado "Stonington Opera House", es un curioso documento que muestra una actividad tan irracional como cargada de profunidad cultural, que supone una auténtica fiesta para los jóvenes participantes, y tan habitual y con tanta carga social como un picnic o un botellón.
Los jóvenes quemando neumáticos por las calles de Stonington es una estampa tan habitual como las nuevas zonas residenciales creadas al abrigo de un maravilloso entorno natural (Maine es el estado más al norte de la unión tras Alaska). Y en cierto modo, estas ruidosas y agresivas "pintadas" sobre la carretera son una muestra también del conflicto que existe en la zona entre la primitiva actividad obrera y pesquera y su nuevo enfoque residencial y semi-turistico. "Tire Tracks" pone especial atención en un personaje de la zona, Chucky Proper, un encargado de la construcción pasado de los cincuenta, que es un auténtica "estrella" de las marcas de neumáticos, y que pone el contrapunto a la abrumadora mayoría de jóvenes que se dedican a esta suerte de deporte. Para la mayoría de los habitantes de Stonington, con la edad las marcas en la carretera pasan de una costumbre excitante a una molestia insoportable.
Pero ¿hay además algo de artístico en esta actividad? ¿es una especie de graffiti hecho con coches? Para John Steed, y para mi mismo, no hay en estas grandes firmas en goma sobre el alquitrán un valor artístico. Lo cual no quiere decir que no haya una intención estética en las mismas. Las largas series de sinuosos trazados, alternados con otras marcas curvadas de diferente ritmo y forma, generan en ocasiones impactantes mosaicos sobre la carretera, y parece que los "burners" procuran respetar durante algun tiempo las marcas dejadas por otros. Entre algunos de ellos, resultan particularmente apreciadas las "jotas" dejadas por las descomunales fricciones de las ruedas creadas al pasar bruscamente de "Reverse" a "Drive" (marcha atrás a marcha alante) en las rudas camionetas que manejan.
Sin embargo, no hay nada más que una intención de poseer. Como un "Aqui estuve yo", o "Esto es mío". Una pulsión meramente adolescente, desprovista de intención artística, pero si cargada de densidad cultural. Desde los años 30, cuando los jóvenes comenzaron a modificar sus viejos Ford A para alcanzar las máximas velocidades posibles y la máxima aceleración, hasta el tuning y la estética "tecno-callejera" de éxitos mundiales como la saga "Fast and Furious", esta mezcolanza de ruido, adrenalina, música, coches, juventud, y sentido de la posesión del mundo a través del automóvil es una constante. Los jóvenes de Stonington sobre los que John Steed puso el foco en "Tire Track" no son sino una pequeña muestra que podría extrapolarse a casi cualquier lugar de EEUU o de Europa.
En términos comparativos, la diferencia entre EEUU y Europa es que allí la cultura de los jóvenes y el automóvil es puramente cultura "teenager" pues pueden conducir a partir de los 16, con todo lo que eso aporta en términos de afirmación personal y de relación social. Y si desde aqui apreciamos que muchos de estos fenómenos están limitados al país cuya bandera debería ser un coche o una rueda, nos equivocamos profundamente. En Europa solemos mirar por encima del hombro a la cultura estadounidense argumentando a menudo, sin mucha reflexión, que Estados Unidos es un país que sólo tiene doscientos años de historia, frente a los casi tres milenios de la vieja Europa. Pasando por alto que Estados Unidos es una nación fundada por europeos (con el mismo arraigo y sustrato cultural que los que se quedaron en el continente) a menudo olvidamos que, aunque el tronco cultural de occidente esté arraigado en el viejo continente, la cultura en la que vivimos nosotros en el presente es, esencialmente, norteamericana.
Por ello, si "Rebelde sin Causa" y "American Graffiti" hicieron inmortal la cultura adolescente del automóvil, éste como elemento símbolo de libertad, independencia e individualidad no ha perdido ni un poco de vigencia desde los años 50 hasta nuestros días, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
Otra cosa es que, ochenta años después, hayamos aprendido a detectar que lo que este "trinomio" promete, y todas esa libertad e identidad, formen más parte de la literatura y el imaginario popular que de la realidad, que suele ser mucho más cruel y desprovista de lírica. Pero en eso, entraremos en otro momento.
Trailer de "Tire Tracks" en Youtube:




* Foto: Herb Swanson para "The New York Times"