25 noviembre 2011

El Rolls Royce amarillo: Cine, coches y guerra

Los héroes no son, probablemente, sino personas normales que se comportan de un modo excepcional en circunstancias excepcionales. En ocasiones, aquellos que aparentemente son un débil escalón frente a las adversidades, resultan convertirse en destacados cuando se trata de afrontar problemas inesperados.

En la Primera Guerra Mundial, el automóvil tuvo un papel secundario frente a, por ejemplo, la incipiente aviación. La Segunda Guerra Mundial fue, en cambio, un campo de pruebas para algunas de las tipologías de vehículos más reconocibles del siglo XX, y especialmente para los vehículos especializados en los terrenos y usos más duros. Hasta tal punto que tres de los coches más famosos de todos los tiempos nacieron con propósitos militares relacionados con la segunda gran guerra. Se trata del VW Typ 1 (Escarabajo) del ejército alemán, resultado de las investigaciones de diversos ingenieros como Ganz, Jaray o Ledwinka, aunque finalmente firmado por el Dr. Porsche (y embrión de los primeros coches construídos bajo su propia marca); el Jeep, creado tras una competición entre American Bantam y Willys Overland para el ejército estadounidense y bautizado como "General Purpose Vehicle" (de ahí la abreviatura GP, y su sonido "Jeep"); y el Land Rover de los hermanos Wilks, nacido en 1948 como un intento de mejorar el Jeep de Bantam para uso civil, y perpetuado hasta suplantar con el nombre de su marca el nombre común para "todoterreno".

Pero ninguno de los vehículos anteriormente descritos estaba introducido comercialmente a finales de los años '30, sino que se trataba de prototipos de exclusivo uso militar. Por esta razón, la movilidad de los civiles (y buena parte de los militares) durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo lugar con coches "no especializados", vehículos de toda clase, rápidos y lentos, lujosos y humildes, que se vieron envueltos en circunstancias especiales y fueron usados para, en ocasiones, algunas proezas que aún se recuerdan, y en otras desesperadas aventuras que acabaron de forma dramática.

La última película de Anthony Asquith, director entre otras de "Pigmalión" (1931 con Leslie Howard) o "El caso Browning" (1951, con James Redgreave), fue una producción al estilo de Hollywood con una gran cantidad de estrellas, en la que el hilo conductor era un Rolls Royce Phantom II de 1931. Con "El Rolls Royce amarillo" Asquith no creó una obra "de ensayo", recién llegado desde el Reino Unido a Hollywood donde dirigió a Liz Taylor y Richard Burton en "The VIP's", pero las historias que la película cuenta tienen como denominador común las contradicciones en las relaciones personales, así como un cierto escenario social en el que se pueden rastrear interesantes aspectos del periodo de entreguerras hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La historia de un Rolls Royce Phantom II, un coche símbolo de estatus y alta sociedad, y las peripecias por las que pasa a lo largo de una década trascendental de la historia de Europa, sirven al director para plantear las paradojas y debilidades en las relaciones humanas, así como una visión romántica de la ausencia de barreras entre clases y del sentido del deber y la justicia.

La historia principal en torno al coche amarillo se desarrolla a comienzos de la segunda gran guerra, y es donde nos permite tener una visión del papel de los automóviles durante la contienda. Una adinerada americana, Gerda Millett (Ingrid Bergman), se encuentra en un viaje por Europa en marzo de 1941, y pronto se ve envuelta en una historia de intrigas relacionadas con la resistencia yugoslava. Davich (Omar Shariff), un lider del pueblo en el exilio, trata de cruzar la frontera entre Italia y Yugoslavia, empeño en el que utilizará a la americana para su causa. El Rolls amarillo y sus dispares ocupantes se verán entonces envueltos en una serie de aventuras en la que nada será lo que parezca, incluido el aristocrático coche inglés. En medio del bombardeo de Liubliana, Davich requisará el coche de Millett quien, a su vez, se implicará en la defensa del pueblo llena de una mezcla de orgullo y sentido común con una cierta vis cómica, encarnando un arquetipo de mujer heroica en la guerra, al estilo de Eleanor Roosevelt o la propia Isabel de Inglaterra. El coche, transportando guerrilleros al frente, se convertirá en un héroe de la guerra al igual que su conductora, en la lucha contra el ejército nazi.

La escapada de Bergman y Shariff a través de los duros caminos de los Alpes en su abnegado Rolls no es, sin embargo, un recurso meramente cinematográfico. A lo largo del siglo XX, particularmente hasta la Segunda Guerra Mundial, los coches particulares se convirtieron en improvisados vehículos militares o de servicio para los ejércitos. Docenas de fotografías de la Guerra Civil española documentan los camiones convertidos en carros blindados (particularmente en el bando republicano o en las diversas resistencias antifranquistas), montados con apenas cuatro restos de chapa para proteger a los ocupantes. Pero quizá el caso más famoso, y que se pone en contacto directo con "El Rolls Royce amarillo", de coches particulares usados de forma protagonista en tiempos de guerra es el de los taxis del Marne. Durante la Primera Guerra Mundial, cuando los alemanes se aproximaban con marcha firme a París, el gobernador de la ciudad, Gallieni, ordenó reunir todos los taxis de la misma (unos 600) para transportar a soldados y milicianos al frente. Se estima que la operación permitió llegar a la zona de Marne, donde se libraría una batalla decisiva por la libertad de la ciudad, a unos 6000 soldados que harían resistir a las líneas francesas frente a las embestidas del ejército germano. La victoria en la Batalla del Marne fue uno de los hechos bélicos decisivos de la Primera Guerra Mundial, y uno de los primeros casos de utilización masiva de transporte ligero motorizado en un conflicto bélico. Pero más que la historia del transporte militar, el episodio de los taxis del Marne y la cinematográfica escapada del Rolls Royce amarillo en la película, habla de una realidad en los conflictos bélicos de la primera mitad del siglo XX, que es la del coche como herramienta básica de supervivencia y gestión de los desastres. Los coches particulares, poco evolucionados y fiables mecánicamente pero, por la misma razón, simples y más resistentes al trato duro que los coches de hoy en día, se convirtieron en protagonistas anónimos de desplazamientos, huidas y estrategias durante las contiendas, pero especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, en la que se ambienta la película.

* Artículo escrito y publicado en el número 24 de la revista Laberintos, editada por profesores del IES Elaios de Zaragoza

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Heroes are probably just common people with exceptional attitudes in exceptional circumstances. Sometimes, those who seem to be just a weak chainstay for the adversity, turn to become the most highlighted when it deals about facing unexpected problems.

In WWI, cars had a secondary role in front of, for example, the early aviation. But WWII was different, and it became a test track for some of most important the cars typologies of the Xxth century, specially those developed for the tougher duties and terrains. To the point that three of the most famous cars in history were born for military purposes related with the Second World War. They are the VW Typ1 (Beetle) of the german army, built with the researches of several engineers, such as Ganz, Jaray or Ledwinka, but finally signed by Dr. Porsche (and the very granfather of the first cars built for his own brand); the Jeep, built after a competition between American Bantam and Willys Overland for the US army and called "General Purpose Vehicle" and there its nick GP and its sound "Jeep"; and the Wilks' brothers Land Rover, born in 1948 as a try to improve the Bantam Jeep, and becoming so old and important as to replace the name "all terrain vehicle" with his "Landrover".

But none of those vehicle referred were present in the market in the late thirties, but they were army prototypes. For this reason, civil population mobility (and a part of army soldiers too) during WWII had to be arranged on not-specialized vehicles, every kind of car, fast and slow, humble and luxurious, that were involved into very special circumstances and used for some feats still in the memory, and sometimes for desperate tragic ended adventures.

The last movie Anthony Asquith directed, after having filmed "Pigmalion" (1938 with Leslie Howard) or "Browning version" (1951 with James Redgreave), was a very "hollywood-like" movie with a lot of stars in which the main item was a yellow 1931 Rolls Royce Phantom II. With "The Yellow Rolls Royce "The Yellow Rolls Royce" Asquith didn't created a very thoughtful and insightful movie, as he was right landed from the UK and had just filmed "The VIP's" with Richard Burton and Liz Taylor, but the stories the movie shows have some common features such as contradictions in private relationships, and a certain social scenario where you can see some aspects of the interwar period. The story of the Rolls Royce, a car which is a symbol of status and high society, and the adventures it takes along a key decade of Europe's history help the director for showing the paradox and weaknesess in human relationships as well as a certainly romantic view of the absence of barriers between social classes and the sense of duty and justice.

The main story around the yellow car develops around the start of WWII and shows the role of cars in that war. A wealthy american, Gerda Millett (Ingrid Bergman) starts a trip around Europe in March 1941, and she soon gets involved in some intrigues dealing with yugoslavian people's army. Davich (Omar Shariff), an exiled people's leader, tries to cross the frontier between Italy and Yugoslavia to get back in the country, and on that purpose he'll get advantage of Miss Millet's car. The Rolls and his heterogeneous passengers will soon be involved in a series of adventures in which nothing seems to be what it seems, including the aristocratic english car. In the middle of Liubliana's bombing, Davich indents Millet's car who, at the same time, will get deeply involved in the people's defense with a curious mix of pride and common sense with some comical flashes, incarnating the role of a heroic woman during the war, very Eleanor Roosevelt' like or even Elisabeth of England. The car, taking fighters to the battlefield driven by the woman, will become a war hero as well as she will, fighting the Nazi army.

Bergman and Shariff's getaway across the tough Alps gravel roads in their selfless Rolls is not, by chance, a cinema remedy. Along the Xxth century, specially until WWII, private cars became improvised military vehicles, or service machinery for the armies. Dozens of pictures of the Spanish War show lots of trucks (specially in the republican side) turned into sort of tanks by being covered with a few metal sheets as an armor. But maybe the most famous case of private cars used in a highlighted way during war times, and it gets in touch with "The Yellow Rolls Royce", is the story of the Marne's Taxis. Duiring WWI, when the german army was heading and getting very close to Paris, city gobernor, Gallieni, ordered to gather every taxi in it (around 600) in order to use them to take fighters to the battlefield of Marne, where a key battle was to be fougth. They took around 6000 soldiers to Marne, and that led the french army to the victory, preventing the germans from taking Paris. That victory was a main fact in WWI, and one of the very first cases of massive light automobile use during war times. But beyond military transport history, the episode of the Marne's taxis and the cinema reflection in "The yellow Rolls Royce", talks about a fact in wars in the first half of Xxth century, the use of private cars as a basic tool for survival of the civil population and disasters management. This private cars, little technological and mechanically reliable but, for the same reason, very simple and resistant to tough use than nowadays cars, became starring roles in anonymous trips, getaways and strategies during the wars, but specially during WWII, in which the film happens.

* Article written and published in the issue nº 24 of Laberintos' magazine, published by the teachers of the IES Elaios, in Zaragoza