09 noviembre 2010

¿Dónde está el depósito...? estará en "Me gusta la Velocidad", Liminal GR, Barcelona (actualización)

Como ya anunciamos en el post anterior dedicado a la exposición "Speed Limits", del Wolfsonian Museum, en Miami, en este mes de noviembre en Barcelona también se celebra un evento relacionando el arte y la cultura con la velocidad. Los próximos días 14 y 15 de noviembre, Liminal GR acoge el penúltimo de sus ciclos temáticos de este año, con un eslogan que viene como anillo al dedo a ¿Dónde está el depósito...?, "Me gusta la velocidad". Una propuesta de aproximación desde las artes plásticas y escénicas a la velocidad en el mundo moderno, y su evolución en el último siglo y pico.


Dentro de las actividades del domingo 14, ¿Dónde está el depósito...?, es decir yo mismo, estará presente en las actividades del día 14 con una conferencia, titulada "El mito de la velocidad en el arte y la cultura popular a través del automóvil”. El planteamiento de la charla será el de ofrecer un recorrido amplio por los diferentes aspectos de la relación entre la sociedad y el concepto de velocidad, particularmente a través de uno de sus grandes iconos: el automóvil. Desde el Manifiesto Futurista de Marinetti hasta nuestros días ha pasado más de un siglo, y el mundo ya no canta que un coche de carreras rugiente es más bello que la Victoria de Samotracia. Sin embargo el automóvil sigue siendo idolatrado, convertido en inspiración para el arte y el diseño, objeto predilecto de la publicidad... ¿Que ha cambiado en este tiempo? ¿Sigue siendo la velocidad (no sólo física) un motor de la sociedad y la cultura? En el camino para tratar de desentrañar estas preguntas y otras que surgirán, iremos encontrándonos con interesantes encrucijadas, ejemplos y paradojas del tejido cultural y social en torno a la velocidad y el automóvil.

Así que allí nos veremos. No dejéis de echar un vistazo al resto de la programación porque todas las actividades son de lo más interesante. Y por si no fuese suficiente, los muchachos de Liminal GR y Sala el OFF, han preparado una pista de Scalextric de 20 metros... ¡En línea recta!. Como hacer Drag Race a lo largo de "The Strip" en Las Vegas, pero sin salir de Barcelona... toda una tentación. Los que estéis en Barcelona, el Domingo, después de que acabe la carrera de Abu Dhabi y Alonso sea tricampeón del mundo, tenéis otra cita con la velocidad en la Sala El Off.


Liminal GR es un proyecto desarrollado en Barcelona, que propone un ciclo de propuestas artísticas y culturales a lo largo de un año, y con ocho ejes temáticos a desarrollar en ocho fines de semana. El proyecto nace de la colaboración de la Sala El Off, y de Transit Projectes.

- ACTUALIZACIÓN:

La conferencia de Barcelona tuvo lugar según lo previsto el domingo 14 a las 18 horas, y fue todo un placer exponer los contenidos ante la audiencia que disfrutó de la misma. Para mi fue una experiencia magnífica poder compartir conceptos y contenidos en directo con el público, porque añade una dimensión diferente a la comunicación y difusión, que es el fin último de este blog. A continuación pego un texto con un breve resumen de la conferencia para aquellos que ni pudieron asistir. Y no obstante el debate continúa aquí; para cualquiera que desee intercambiar ideas, corregir o aportar acerca de este u otros aspectos, el correo de contacto del blog está siempre abierto.


La velocidad es un tema recurrente en la humanidad, a menudo presentado como un mito, e independiente del automóvil. En todos los lugares del mundo los niños hacen carreras corriendo, a caballo o deslizándose por cualquier medio en la cuesta abajo más próxima. Durante el siglo XIX, el tren y la motocicleta anticiparon un cambio en la velocidad del mundo mediante la máquina, pero sólo el automóvil, a partir de 1885, parecía prometer movilidad individual independiente y confortable. Pero por su exclusividad y precio, el automóvil fue durante décadas un juguete de aristócratas y adinerados, que desde el principio tuvieron claro lo que había que hacer con él: carreras. De ahí que el mito de la velocidad encontrase un aliado idóneo en el automóvil, en una asociación que ha durado algo más de cien años hasta nuestros días. Ese carácter aristocrático y exótico hizo que el automóvil causara inicialmente más impresión entre la intelectualidad acomodada que entre el público más humilde, como demuestra la encendida adhesión de los Futuristas pero también mucho antes docenas de novelas y pinturas reverenciales por artistas más tradicionales. De modo que durante las tres primeras décadas de su existencia el automóvil desarrolló más una mitología que un folclore. Los futuristas encumbraron al automóvil como icono de una época, y los arquitectos soñaron ciudades imposibles que serían vividas sobre ruedas. Era la época de la velocidad mitológica, de las carreras en carretera abierta, de los coches con forma de proyectil y la época en la que todo el mundo creía que el futuro más optimista ya había llegado. Durante los años 20 y 30, la evolución técnica del automóvil fue fulgurante. La década de los 20 se iniciaba con coches modestos siendo producidos en importantes cantidades; en Estados Unidos el Ford T, y en Europa principalmente Citroën, y la década de los 30 terminaba con una profunda y atrevida investigación en las carrocerías aerodinámicas, y una época dorada de la competición automovilística. Esta rápida evolución es la que hizo que arquitectos del movimiento moderno, como Le Corbusier, inspirasen sus conceptos teóricos en el automóvil, importando los conceptos maquinistas a los problemas que la arquitectura enfrentaba en aquel momento. De ese momento data un matrimonio, arquitectura y automóvil, que ha determinado las líneas maestras de la evolución de nuestras ciudades hasta nuestros días. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, cuando la industria se estandarizó y la reconstrucción de los países se hizo al rebufo de unos exuberantes Estados Unidos, el automóvil se democratizó e hizo accesible prácticamente a cualquier familia de clase media. Esta ampliación del mercado dio lugar a toda una producción cultural en torno a la publicidad, el diseño y la difusión que puede considerarse el origen de nuestra moderna cultura del automóvil. Juventud, velocidad y música (un trinomio que hundía sus raíces en la Gran Depresión) se convirtió en estandarte de los años centrales del siglo. En un mundo en el que parecía que el petróleo era ilimitado y las ciudades podían crecer sin límites. El mundo era el mundo del automóvil, y en todas las parcelas del arte, desde la pintura al cine, la velocidad y las formas de los automóviles, desde las abigarradas líneas de los conceptos americanos de finales de los '50 hasta las depuradas y elegantes líneas de los coupés europeos, se convirtieron en referencia cultural. Sin embargo, la crisis del petróleo de los años '70, precedida de la contracultura de los '60, contribuyó a que el matrimonio automóvil – velocidad comenzase una crisis en la que aún se encuentra. Conceptos como eficiencia, tamaño, sostenibilidad, o diseño fueron haciéndose prioritarios frente a los de velocidad o rendimiento. No tenía sentido ir más rápido en las ciudades más atascadas. No tenían sentido los diseños más afilados y aerodinámicos cuando uno está forzado a circular despacio, y se comenzó a primar el espacio interior, el confort o la seguridad. La velocidad, por otra parte, fue encontrando otros vehículos para transportar su mensaje, pero ya no en el plano físico. Velocidad de desarrollo, Velocidad de comunicación, Velocidad en el acceso a la información... la velocidad es hoy en día un concepto temporal más que espacial. Por eso el automóvil ha debido encontrar otros caminos que seguir, y ahí se ha encontrado con el diseño y la conectividad. En este proceso, los rasgos femeninos en la cultura del automóvil han crecido hasta convertirse en una tendencia global, quizá al ser desposeído, en términos generales, de las connotaciones de competitividad y rapidez, y más bien asociado a las de sostenibilidad e integración con el medio.

La velocidad es, hoy en día, un concepto lateral al automóvil, algo que no es central o que, incluso, puede resultar como un atributo negativo en un mundo en el que se priman otras características y prioridades. Por eso la industria del automóvil busca caminos diferentes en la encrucijada del coche del futuro, agotado el modelo del petróleo, y comienzan a mirar a modelos del pasado. Pero precisamente esas referencias del pasado son vehículos en los que el diseño y la elegancia primaba sobre el rendimiento. En el futuro de los coches eléctricos, las formas plásticas del automóvil cambian radicalmente, y las formas afiladas destinadas a las grandes velocidades parecen quedar como una referencia anecdótica frente a conceptos más interesantes como modularidad, eficiencia, sostenibilidad o conectividad. Sin embargo, esta disociación del automóvil y el mito de la velocidad, lejos de acabar con un tronco cultural importante, lo que hace es crear dos diferentes. Por un lado la velocidad seguirá presente en la cultura popular y el arte, vehiculada en diferentes medios (la informática, la información, la evolución social...), mientras que el automóvil será capaz de generar sus propias consecuencias culturales y artísticas en el campo del diseño, el desarrollo integral, la conectividad o el desarrollo de las redes sociales de las ciudades.

El siglo XX fue el siglo de la velocidad y el automóvil. El siglo XXI lo será también, aunque cada uno recorra su propio camino.

* Web de Liminal GR

** Nota de Prensa de "Me gusta la velocidad"

*** En la imagen, "El automovilista", Henri de Toulouse - Lautrec, 1896. Uno de los primeros dibujos conservados en los que aparece un automóvil visto desde una posición a bordo del mismo, aumentando así el dinamismo de la imagen.