19 diciembre 2010

La Jerusalén rodante. Ciudad, Arte, Cultura y Automóvil.

¿En qué medida es el automóvil responsable o causante de la forma y las características que nuestras grandes ciudades tienen en la actualidad? ¿Cómo influye la relación automóvil - ciudad en nuestra cultura, nuestras artes plásticas y nuestra imagen del mundo? Desde hace años este es un tema recurrente en libros, congresos y discusiones sobre arquitectura y urbanismo, y más recientemente también en aquellas que tratan de la sostenibilidad y el medio ambiente, la economía global, las relaciones sociales y otros vectores que ordenan nuestro planeta. El mundo es, y cada vez lo será más, esencialmente urbano, y la cifra de automóviles en él se multiplica exponencialmente con la incorporación masiva de grandes mercados en Asia, América y Africa. De modo que, para casi cualquier tema que trate acerca del futuro de nuestro mundo, hay que atravesar la interesante encrucijada automóvil - ciudad. Desde el último tercio del siglo XIX hasta nuestros días, pero particularmente durante el siglo XX, las ciudades han cambiado su fisionomía en todos los lugares del mundo. La población mundial ha invertido su distribución, y en apenas un siglo ha pasado de esencialmente rural a principalmente urbana. Hoy en día en torno al 70% de ella vive en ciudades, y las expectativas para las próximas décadas hacen pensar que aún aumentará. Al mismo tiempo, la población sobre la tierra se ha multiplicado por 3'5 en menos de un siglo de modo que, además de una mayor proporción de población en las ciudades, encontramos que estas aglomeraciones humanas son mucho más grandes y densas de lo que nunca fueron. En este proceso, un agente externo ha sido clave a la hora de ofrecer soluciones brillantes y plantear problemas dramáticos: el automóvil. El auténtico mesías de la modernidad en el primer tercio del siglo XX, que permitió idear ciudades futuristas como pocas veces, y cuya evolución técnica hacía pensar que era sólo un paso intermedio hacia un medio de transporte volador de mucho mayor alcance, y que se convirtió también en la cara visible de la pesadilla de la contaminación, la dependencia del petróleo, y la distorsión en el urbanismo de las ciudades.

Desde el punto de vista de la arquitectura, el arte y la cultura popular en torno a las ciudades, el automóvil es un vector tan protagonista que todas las materias que importan algo en una gran urbe pasan por este vehículo. Por él existen los párking, los centros comerciales en el extrarradio, los semáforos, los atascos, los taxis decorados, los pasos peatonales elevados y subterráneos, los "Drive in cinema", las calles peatonales, la señalética... pero también los suburbios, los barrios residenciales a las afueras, los cinturones de circunvalación, los edificios intermodales, los grandes ensanches ortogonales, la conciencia de la movilidad urbana o los carriles bici.

Todo en una ciudad grande gira en torno al automóvil, y en los próximos artículos vamos a desgranar, en la medida de las posibilidades, los elementos más importantes de esta relación, y particularmente su influencia sobre el arte y la cultura de todo tipo.